Virtuosismo veneciano

Tras un largo pero muy agradable viaje en coche por toda la costa por una carretera increíble, por fin llegamos a ¡Venecia! Allí, como es habitual, tuvimos una mezcla de mucho trabajo y mucho placer (con esto último me refiero al placer obtenido inspeccionando lugares de interés, ¡lo aclaro para todos los malpensados!). También, como es habitual, no os voy a contar los detalles de la parte de trabajo, necesaria pero aburrida; voy a saltar directamente a la parte jugosa, la del placer. Y fue realmente jugosa; una suculenta aventura adentrándonos en el extraño y vanguardista mundo del arte moderno…

El arte moderno… es un tema con división de opiniones.

Desde el punto de vista del consumidor de arte moderno, o del observador, puede evocar tanto auténtico placer y éxtasis como indignación y aversión. Puede ser apreciado como fiel a los ideales de la estética vanguardista, o dejar al espectador completamente atónito e incluso enfurecido ante lo absurdo de algunas de las “obras de arte” expuestas.

No es solamente un tema controvertido; también puede ser algo confuso. ¿Qué es arte mayor y qué es pura estupidez? ¿Qué es una exposición? ¿Cuáles son las instalaciones fijas y el mobiliario del edificio en el que se aloja la exposición, como un ventilador, una papelera, las reparaciones que se llevan a cabo en el techo o un enchufe?

Esto último a veces necesitaría un letrero que diga “esto es un enchufe conectado a una toma de corriente; es una obra de arte de nuestro electricista”, de lo contrario los “entendidos” podrían pensar que es una moderna obra maestra del “arte degenerado”. También hay otros ejemplos como el Cuadrado Negro de Malevich, algo así como un cuadrado dentro de un enchufe; da igual: la gente viaja hace décadas desde todo el mundo para verlo en vivo y en directo en Tretiakov.

1¿Qué os había dicho? 🙂

2 3 4 5Creo que cualquiera de nosotros puede ser un entendido o crítico de arte moderno, hasta podríamos ser autores tan buenos como el mejor de ellos. Después de todo, la belleza está en el ojo del espectador. Hay un axioma muy simple en Rusia, que creo que se aplica aquí: no se puede discutir sobre los gustos de las personas. A cada uno le gusta lo que te gusta. Punto.

Pero me estoy adelantando. Aún no os he dicho de dónde son estas fotos…

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Visitamos la Bienal de Venecia. Fuimos a la ciudad para una reunión con nuestro socio regional y decidimos escaparnos unas horas para ver algo de arte moderno…

¿Podéis adivinar cuál fue nuestra primera impresión?…

“¿¡¿Qué se han fumado?!?…”

Un poco más tarde…

“¿Por qué los han dejado salir del manicomio?”

Más tarde aún las cosas empezaron a mejorar. ¡Uf! Esto o aquello sólo nos provocó satisfacción, admiración y asombro, todo en sentido positivo. Tanto es así que no queríamos salir de allí de tan embelesados que estábamos. De hecho, algunas cosas simplemente conectan, están en sintonía contigo, y te hipnotizan.

Por ejemplo: esta tela. Una tela elevada por cuatro cuerdas colocadas en las esquinas que la sujetan a las paredes; justo debajo, un ventilador girando como hacen normalmente todos los ventiladores, elevando la ligera tela con su brisa a uno y otro lado. Barato y animado. Simple e ingenioso. Hipnótico. Minimalista. ¡Disparatado!

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Parece que cuanto más técnicas y minuciosos son las exposiciones, más me interesan…

Esta misteriosa instalación incorpora un proyector de cine personalizado muy antiguo. Lo que vemos es una película de la vieja escuela, del tipo de películas que se solía proyectar cuando la gente sólo las veía en los cines, a una velocidad de 24 fotogramas por segundo. Pero me estoy desviando del tema…

Bien, esta exhibición está todo el tiempo en marcha, con la película circulando por el dispositivo y, luego, extrañamente fuera de ella y en algún otro artilugio hecho a medida. El contenido de la película se proyecta en la pared, pero la parte más divertida está en toda la brujería técnica que está ocurriendo en el artilugio adyacente. La película, que funciona conectada mediante una compleja ruta que va por todas partes, produce una maravillosa sensación de ¡Oh dios mío! Como he dicho, cuanto más técnico e intrincado, más me gusta. En cuanto al arte moderno menos complejo e intrigante…: Nyet spasibo (en ruso, No, gracias).

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Próxima parada: el pabellón japonés.

Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí?

Una simple barca a remo. Pero encima hay miles de llaves colgando de una red de hilo rojo. ¿Por qué? ¿Quién lo sabe? Pero ese barco realmente me atrajo y las llaves abrieron la puerta de mi mente de forma alocada :).

25¿La peli de Saw? Nop, solo la Bienal )

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Después estaba el pabellón escandinavo. Los escandinavos no andan con tonterías, ¡solo lo destrozan todo! Simplemente decidieron romper todas las ventanas. De verdad. Oh, sí. Muuuuy desconcertante :).

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Los pabellones de Bélgica, España y Dinamarca fueron… nauseabundos. No, no eran para mí. El pabellón de Rusia era todo fantasiosa negatividad, así que ahí no hubo sorpresas; mi veredicto: “Todos despiadados y sin sentido”. ¿Veis cómo es fácil ser crítico de arte moderno?).

Sin embargo, el pabellón de Reino Unido compensó el pesimismo. En mi opinión, ¡maravilloso arte británico, honesto y sincero! Me pregunto qué diría Su Majestad 🙂

34¡Oh, estos británicos!

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Un montón de agujeros en el pabellón brasileño:

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¡¡¡Y más de Venecia!!!

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Arte moderno. Me encanta pero es momento de partir…

¡Hasta pronto!…

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