Noviembre 10, 2016
Basta. ¡Ya he tenido suficiente!
¡Hola, amigos!
Este es David, la magnífica obra maestra esculpida por Miguel Ángel a principios del siglo XVI. Una foto de su cara con ese curioso ceño fruncido aparecía en nuestro primer producto antivirus a principios de los 90. Algunos pensaron que era yo el que aparecía en la foto y sigo sin saber por qué; ¿habéis visto alguna vez mi cara afeitada… y mi piel blanca como una sábana?
La decisión de que el David apareciera en las cajas no fue al azar: descubrimos que teníamos espíritus afines (a ambos nos subestimaron). KL era una empresa pequeña y joven que apareció de la nada, que retaba a los cibermalhechores en un mercado internacional de seguridad ya establecido; el David era un tipo pequeño que retó al gigante Goliat.
A lo largo de los años, las cajas han cambiado, pero una cosa no ha cambiado… el espíritu de David.
El destino puso muchos obstáculos en nuestro camino que nos podrían haber hecho desaparecer con facilidad, pero perseveramos, los esquivamos (a veces por nuestra cuenta) y nos hicimos más fuertes.
Para sorpresa de todos, le brindamos a nuestros usuarios la mejor protección del mundo y nos convertimos en los líderes del mercado mundial. Luchamos contra los troles de patentes prácticamente solos y seguimos haciéndolo con éxito. (Muchos otros prefieren alimentarlos). Y, a pesar del alza de los parásitos y de los productos basura, seguimos aumentando la inversión en verdaderas tecnologías de ciberseguridad (incluyendo un aprendizaje automático de verdad) para la protección de los usuarios de las ciberamenazas vanguardistas.
Por lo tanto, con muy pocos recursos, seguimos salvando el mundo: a pesar de la situación geopolítica y de toda clase de ataques cibernéticos, sin importar su origen o propósito.
Y ahora, el destino nos ha traído otro reto. Y no solo a nosotros: este es también un reto para todos los usuarios de ordenador y de todo el ecosistema de los desarrolladores independientes de Windows.