Septiembre 19, 2014
Una Historia Flotante
Desde una perspectiva turística, Wahsington D.C está lejos de ser la ciudad más interesante del mundo. Me atrevería a decir que es un poco aburrida.
El Monumento a Washington, el Memorial de Lincoln, La Casa Blanca, el Museo Nacional del Aire y el Espacio y varios otros museos… eso para mí es todo lo que hay que ver. Así que si algún día estas en Estados Unidos y tienes varios días por delante para rellenar, creo que es mejor que pases de este sitio y te vayas directamente a otras ciudades como San Francisco y Nueva York, y tal vez Arizona (especialmente El Gran Cañón), California (sobre todo el Parque Nacional Redwood), y los Volcanes del Noroeste, en el estado de Washington. Y si es julio o septiembre, ¿por qué no Alaska? Podría seguir con el listado, claro, aunque los sitios que he nombrado son de los mejores.
Pero esta vez estaba en D.C, necesitado de algo que completara mi día. No se presentaba nada prometedor… Cuando, de repente…
Para mi sorpresa descubrí que en Washington D.C. existen algunos sitios discretos llenos de sorpresas relacionadas con la reciente y rica historia de los Estados Unidos de América y su imperio. Visité uno de ellos, y me quedé impactado de lo que había que ver. Era el Sequoia, el yate presidencial.