Marzo 31, 2015
Un hotel a la orilla del río Colorado ¡Guau!
Hay una gran cantidad de ciudades y pueblos bonitos e inusuales en el mundo. Hay volcanes, valles, cañones, islas y lagos. También hay ríos (muchos) y cada uno es único. Hay ríos grandiosos como el vasto Amazonas, envuelto en una jungla y lleno de anacondas, pirañas, cocodrilos y otros peligros acuáticos. Está el Nilo (no lo he visto personalmente), que atraviesa al desierto con sus cocodrilos y es testigo de 1.001 historias de civilizaciones antiguas. Hablando de historias, no podemos olvidarnos de Tom Sawyer y el río Mississippi. Luego tenemos al Danubio y el Rin, con el risco Lorelei y sus canciones sobre los guerreros que cayeron en el campo de batalla. También tenemos al río Amarillo con sus aguas oscuras e insondables (que tampoco he visto) y al interminable Lena con sus Pilares. Sí, es una lista muy larga y os invito a que me ayudéis a extenderla aún más.
Hay otro río bastante singular en el sureste de EE.UU. (y en el noroeste de México), el río Colorado. Este río es tan impresionante que da nombre a un estado. Sus cualidades únicas se deben a cómo ha tallado y atravesado los paisajes rocosos de varios estados (Colorado, Utah, Nevada y California). Échale un vistazo.
Gran parte de lo que he fotografiado últimamente en Utah para el blog lo hizo literalmente el río Colorado. Este río también abastece de agua a cinco estados diferentes, incluida la ciudad de las Vegas, famosa por estar en medio del desierto. A veces me pregunto cómo diablos este río aún no se ha secado por completo.
Fue el río Colorado el que secó a lo largo de miles (o millones) de años el gran mar interior occidental de Norte América. Fue este mismo río el que talló las más increíbles arrugas – los cañones – en la cara de esta parte rocosa de América del Norte. A pesar de todos los esfuerzos del río, hay secciones de roca que se resisten al desgaste. Hoy en día siguen ahí, alzándose por encima de los cañones. Los paisajes son simplemente impresionantes y casi imposibles de describir. Realmente hace falta verlo para creerlo. Os recomiendo a todos visitarlo en persona algún día.