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Jet lag, mi fiel compañero de viaje

Hace algunos días he volado con la compañía Cathay Pacific desde Riad, la capital de Arabia Saudí, hacia Japón, pasando por Abu Dabi y Hong Kong. De hecho, cuando estaba en el país árabe me di cuenta de que había estado en el mismo lugar hacía solo tres semanas para asistir al Gran Premio de Fórmula 1. Así, una vez más, he conseguido hacer un viaje alrededor del mundo saliendo y volviendo al mismo destino: DublínAbu DabiCanberra (y Sydney) – SingapurAustin – Riad – Abu Dabi. He rodeado el globo por completo y he cruzado el ecuador dos veces.

¿En qué he pensado durante este maratón a lo largo del mundo?

Antes de todo, Arabia Saudí es un país seco, en todos los sentidos. Si te pillan con una bebida alcohólica, la policía te puede azotar con un bastón, luego te pone una multa y también vas a la cárcel por un tiempo. Solo te puedes emborrachar de trabajo, porque no se encuentra alcohol en ningún lado, tampoco en el hotel Ritz-Carlton donde me alojé. Las bebidas más fuertes que tienen son café y yogures.

Es muy curioso pero, da igual la compañía aérea que elijas, ¡las azafatas tienen prohibido servir bebidas alcohólicas cuando el avión sobrevuela Arabia Saudí! ¡Ni una sola gota de alcohol! Puedo entender estas restricciones si estás volando con Saudi Arabian Airlines, ¡pero con Cathay también! Tuvimos que esperar hasta entrar en el espacio aéreo de los Emiratos Árabes para tomarnos una copa. No es que necesite beber desesperadamente, ni mucho menos (bueno…) pero me habría gustado tomar algo durante el viaje.

Ahora os quiero comentar otro hecho curioso relacionado con mis viajes alrededor del mundo.

Como sabéis, se puede viajar en dos sentidos: hacia el oeste (siguiendo el movimiento del Sol) o hacia el este (en dirección contraria).

Para viajar el primer sentido es mucho más cómodo que el segundo, porque ganas horas al día. Aunque la hora de dormir llegue más tarde (mucho más tarde), también por la mañana te levantas más tarde. Entonces, por ejemplo, si viajas de Moscú a Boston, a las nueve de la noche hora de Boston en Moscú (tu reloj biológico se ha quedado en este huso horario) son las seis de la mañana del día siguiente. Así, resulta prácticamente imposible irse a dormir a las 9 de la noche, hora de Boston, porque el cuerpo piensa que son las seis de la mañana. El único pequeño problema es que al día siguiente (hora local), te levantas MUY temprano, como a las cuatro de la mañana (¡cuántas veces los camareros me han encontrado a las seis de la mañana ya listo para el desayuno, después de haber pasado horas paseando por la entrada del hotel!).

Viajar en el otro sentido es muy complicado, es mucho más difícil aguantar el jet lag. Solo quieres dormir todo el tiempo pero no puedes sin la ayuda de algún medicamento. ¡Pareces un zombie! Para contrarestar esta condición solo se puede hacer una cosa: forzarte a dormir durante el día durante 12 horas, o aún mejor, 14. Desafortunadamente, no siempre funciona: el cuerpo rechaza esta orden (es culpa de la melatonina), tienes algún plan que no se puede posponer o los locales son muy hospitalarios y no te dejan irte a dormir.

Bueno, esto es todo por hoy. Me voy a echar un rato. Buenas noches, ¡y felices sueños!

Para los que no pueden dormir, os dejo un pequeño rompecabezas:

100 kilos de pepinos están compuestos por un 99% de agua. Después de un tiempo, se quedan con un 98% de agua. ¿Cuánto pesan ahora los pepinos?