La Sangre de la Tierra

Aunque los buscadores de Internet digan que la “Sangre de la Tierra” es el petróleo, no les creáis. En realidad, la “Sangre de la Tierra” es esto que os muestro a continuación:

Estamos en el mes de abril y hemos venido a la península de Kamtchatka para ver la erupción del volcán Tolbachik. Aunque el fin de semana ha sido muy largo, os aseguro que ha merecido la pena.

Nuestra búsqueda de lava…

Entre campos de roca negra volcánica emergen ríos de lava líquida de aproximadamente 10 metros de ancho. Algunas veces, la lava queda estancada, formando lagos. La lava es viscosa, pesada, espesa, brillante… en una sola palabra, espectacular. Siempre encuentra un camino por donde discurrir a pesar de las rocas. En cambio, otras veces se esconde bajo la superficie de lava fría y aparece, de nuevo, en el exterior. Las serpientes de lava hirviendo son realmente escalofriantes; descienden volcán abajo hasta que se solidifican y forman pequeñas colinas que siguen moviéndose a merced de la corriente de lava.

Os prometo que la escena es hipnótica; especialmente, por la noche cuando la lava incandescente y las rocas resplandecen en la oscuridad. Las rocas negras durante el día se convierten en campos brillantes de lava durante la noche.

Extremos: nieve y lava, una junto a la otra.

No es necesario deciros que la lava está ardiendo. Solo te puedes acercar dos o tres metros, como mucho. Me ha sorprendido lo sólida que es; aunque lances una piedra no se hunde inmediatamente; choca contra la superficie y rueda unas cuantas veces hasta que la marea incandescente se la lleva.

Un río rojo, abrasador y plastificado. ¡Increíble!

Creo que es una botella de Ballantine’s

La erupción se produjo en un cráter ubicado en un lateral del volcán. Más o menos aquí:

Yo, hace cinco años, en el mismo lugar.

El mismo lugar actualmente

Los truenos volcánicos son… ¡cómo describirlos! Como si el Dios Thor estuviera golpeando su enorme martillo contra un metal del tamaño de un estadio olímpico.

Además, la boca del cráter escupe, constantemente, rocas cuyo tamaño, aunque no sea fácil de calcular, ronda el metro de diámetro.

De nuevo, este espectáculo hay que disfrutarlo por la noche; cuando las rocas se convierten en balas ardientes de color rojo, naranja o amarillo (lamentablemente no tengo fotos que os enseñen este espectáculo pirotécnico).

Rocas volando

El cráter activo se sitúa, aproximadamente, a 2.000 metros sobre el nivel del mar. Así que las temperaturas, en este rincón del planeta, son realmente bajas, llegando a 20º negativos durante la noche. Durante el día, suben un poquito pero, de todos modos, el viento no para de soplar y resulta, a veces, insoportable.

Si alguien está pensando en hacer un viaje hasta aquí para disfrutar in situ de la erupción, os recomiendo que llenéis vuestra maleta de prendas de abrigo y llevéis una tienda de campaña específica para alpinistas. Por cierto, no olvidéis incluir botas con una buena suela que no se derrita fácilmente 🙂

Lo último pero no menos importante… este viaje no es, precisamente, barato. Sólo se puede llegar  en helicóptero y, lamentablemente, los precios han subido bastante. Tal vez, podéis uniros a una expedición de vulcanólogos si tenéis suerte…

Tampoco puede faltar una gran cantidad de comida. Si las condiciones meteorológicas se complican, puede retrasarse el viaje de vuelta unas cuantas semanas. Esto fue lo que les sucedió a un grupo intrépido de fotógrafos rusos, quienes estuvieron dos semanas esperando hasta que el cielo se despejase y los helicópteros pudieran volar hasta allí. Nunca te puedes fiar del tiempo, porque empeora de forma repentina y puedes quedarte en tierra durante algún tiempo, como nos sucedió a nosotros.

Para hacer frente al frío, lo mejor es un plato de salo (plato típico de Europa del Este), chocolate y vodka. ¡Ah! Y agua, por supuesto. Por cierto, la nieve está fuera del menú porque está cubierta de cenizas tóxicas procedentes de los volcanes.

Ahora es el turno de mostraros algunas maravillas de Kamchatka: Kizimen, Karymsky y Semyanchik, con su lago ácido que cambia de color. Hace seis años era turquesa y ahora gris, casi blanco.

El Valle de los Géiseres estaba cubierto, totalmente, de nieve y no pudimos recorrerlo. Apenas había visibilidad pero pudimos llegar hasta el géiser Velikan justo cuando estaba en plena erupción (lo hace cada seis u ocho horas). De todos modos, el vapor apenas nos dejó ver nada.

Prácticamente, todos los hoteles en la región tiene sus propias piscinas termales. ¡Genial!

Os recomiendo que, alguna vez en la vida, seais testigos de una experiencia como ésta: visitar un volcán en erupción con sus ríos de lava. ¡Indescriptible!

P.D. El 1 de abril, las medios locales de Kamchatka bromeaban diciendo que la lava del volcán Tolbachik contenía diamantes.

P.D.  Aquí tenéis algunas fotos fantásticas de Tolbachik.

P.D. ¿Queréis leer más post sobre mis viajes a Kamchatka?

Por último, el resto de las fotos del viaje las podéis encontrar en mi perfil de  Flickr.