Patentes vs Innovación

“Patentes versus Innovación”. Esta afirmación suena tan paradójica como “abejas versus miel” o “playa versus mar” o incluso “fiesta versus diversión”.

¿Patentes contra innovación? ¿Cómo puede ser posible? Las patentes existen para proteger los derechos de los inventores, proporcionar una retorno de inversión al I+D+i y estimular el progreso tecnológico. Tal vez, todavía sigue siendo así en algunas industrias, pero en el mundo del software, lamentablemente, no.

Actualmente, las leyes de patentes para software son… como uno de esos espejos de circo que distorsionan la realidad. Dichas leyes son totalmente absurdas y todo el sistema, desde la raíz, necesita un reajuste lo antes posible. De otro modo, las patentes innovadores, que deberían impulsar y proteger, simplemente no funcionan.

¿Cuál ha sido el motivo para que sucediera esto?

A pesar del objetivo original de proteger a los inventores a través de las patentes, hoy en día, se han convertido en una herramienta de extorsión, cuya meta es lo opuesto a proteger la innovación. El negocio actual de patentes se ha convertido en un fraude tecnológico… una mezcla entre una urraca ladrona y un mono cleptómano.

Crecimiento en el número de demandas por trolls de patentes 

trollcase

 Fuente: PatentFreedom

Entremos en detalle y echemos un vistazo de cerca a este negocio.

Los protagonistas de este negocio y los que están causando todos los problemas son los trolls de patentes, quienes compran los derechos de los inventos y los usan para chantajear o convertirse en una espinita muy cara para las compañías innovadoras que violan dichas patentes.  Por supuesto, no es de extrañar que haya personas innovadoras que den con una idea ya patentada. El resultado es el siguiente: si quieren vender su invento, deberán pagar una tarifa. Aunque, no es tan sencillo; esto solo es la punta del iceberg.

Primero, las autoridades de patentes de muchos países (la mayoría de ellas están en EE.UU.), tradicionalmente, han permitido patentar ideas sin ton ni son. Por ejemplo: un “método para transferir señales eléctricas”, en diez años esto podría afectar a cualquier asunto en la faz de la tierra. Tal vez recordéis un caso reciente en el que alguien aseguraba haber inventado “la web interactiva” (básicamente, Internet), afirmando que ya estaba protegida por una patente con fecha en 1993.

Segundo, se patentan las ideas en sí mismas pero no su implementación (creación), hecho que produce que falsos inventores empiecen a idear chapuzas sin control. La gran mayoría de las patentes nunca se han puesto o se pondrán en práctica. Sin embargo, si a alguien se le ocurre una gran idea parecida, los trolls de patentes entran en acción.

Tercero, las descripciones de los inventos (ideas), incluso de los más originales y concretos, suelen ser difusas y vagas para que pueden aplicarse casi a cualquier cosa.

Conclusión: el sistema de patentes actual es vulnerable frente a los abusos. Uno puede entender, fácilmente, la diferencia entre un inventor real y la amenaza que supone un troll de patentes. La línea es muy fina pero totalmente perceptible.

Los malechores son muy rápidos a la hora de explotar las vulnerabilidades del sistema de patentes y, por este motivo, la respetable institución de las patentes se ha convertido en un atraco a mano armada. Todos los años, las compañías realmente innovadores les sueltan billones de dólares; desviando grandes cantidades de dinero que deberían invertirse en innovación y la cual, supuestamente, deberían proteger las patentes.

Además, este circo tiene sus peculiaridad geográficas:

Europa es la antítesis del sistema americano.

En el viejo continente, no es tan fácil patentar fórmulas borrosas; las aplicaciones de las patentes deben pasar la evaluación de expertos, eliminando cualquier troll posible. En algunos lugares, todavía se puede registrar un invento sin apenas pasar una prueba para patentarlo. Los “chicos malos” intentan atemorizar a las compañías, demandándolas para llegar a un acuerdo y ganar un buen pellizco. Sin embargo, si uno se mantiene frío y sigue con el pleito, los trolls caen por su propio peso. Hace unos años, intentaron utilizar este truco con Kaspersky Lab (proveedor de seguridad informática) en Italia a raíz de nuestra tecnología móvil. Tan pronto llegamos a los tribunales, ellos dieron marcha atrás.

Además, las patentes de software también tienen sus peculiaridades.

En esta industria, todo se complica un poquito más, porque una cosa es patentar, por ejemplo, un invento de ingeniería y otra totalmente distinta patentar tecnología de software. En este caso, entran en juego muchos factores: los recursos humanos, el tiempo y el dinero destinado a innovar son increíbles.

¡Es una pena que este sistema siga vivito y coleando!

Estamos siendo testigos de una lucha entre los valientes del sector TI y los trolls de patentes.  ¡Chorradas! Los proveedores de software también participan en esta batalla, al otro lado de las barricadas, algunas veces, obligados por las circunstancias.

Un ejemplo reciente: Ericsson vendió dos mil patentes al agregador Unwired Planet. Comprensible. Los suecos han tenido problemas financieros y necesitaban reducir las deudas y aumentar los activos. Al mismo tiempo, no podían verse involucrados en esta mafia. Así que vendieron las patentes y, ahora, Ericsson recibe de su socio (el troll) los beneficios que recoge éste vendiendo y cobrando los derechos de autor.

Otros miman y  cuidan a los trolls, firmando acuerdos con ellos. Desde el punto de vista de un niño prodigio con un MBA, es una solución rápida y justificada. En cambio, estratégicamente, es un error vergonzoso. Una vez le des dinero al troll, éste vendrá a por más.

Varios países han intentado, durante años, solucionar este problema de trolls de patentes de software.

Periódicamente hay intentos, a nivel legislativo, para prohibir las patentes de algoritmos de software. Pero ninguno ha tenido éxito. Nueva Zelanda ha luchado durante tres años pero no ha funcionado. No hace mucho, un grupo de trabajo de la Comisión conjunta entre EE.UU. y Rusia se reunieron en Rusia y adivinad… el tema de excluir los algoritmos de software de la lista de patentes no estaba dentro de su agenda gracias a… Microsoft. ¿Por qué? Mmmmm… tal vez tenga que ver que su antiguo CTO lidera el mayor troll de patentes del mundo. Pero éste es un tema para otro día…

En fin… en líneas generales, éste es el mensaje: los trolls siguen causando problemas mientras que las leyes de patentes intentan solucionarlo.

Entonces, os preguntaréis ¿qué se puede hacer?

  • Debería estar prohibido que los dueños de patentes no originales (por ejemplo, los trolls que compraron patentes de inventores originales) interpusieran demandas retroactivas.
  • En el caso de perder una reclamación, el troll debe pagar los costes a la otra parte. Actualmente, los trolls son conscientes de la impunidad de sus actos y explotan la situación al máximo.
  • Se debe prohibir a los agregadores interponer reclamaciones en caso de violación de patentes.
  • Es necesario cambiar el enfoque de las descripciones de las patentes. En primer lugar, se debe definir el propósito y el ámbito de aplicación de la idea. Segundo, determinar los términos de la patente y su interpretación. Si la patente no es clara, se debería rechazarla durante la evaluación de un experto.
  • Y por útlimo, lo más importante: no patentar ideas, sino implementaciones concretas. De este modo, podemos apoyar y proteger a las personas innovadores y los trolls de patentes desaparecerían de una vez por todas.

Afortunadamente, parece ser que las esferas más altas se muestran bastante comprensibles con este tema, pero todavía nos queda mucho camino por delante hasta llegar al final del túnel.

¿Cuándo? Nadie lo sabe, pero crucemos los dedos para que sean lo antes posible.

 

LEER COMENTARIOS 0
Deja una nota