Mayo 22, 2013
Nueva Zelanda 2013. Días 9 al 11
Nueva Zelanda 2013. Día 9
Durante el noveno día de nuestro viaje a Nueva Zelanda, tuvimos que deshacer el largo camino que habíamos recorrido (ver Día 6 al 8). Así, pasamos la mayor parte de la jornada disfrutando del paisaje que ya habíamos visto. Se pueden encontrar varias websites que hablan de esta ruta y la describen como la más bonita del mundo (dentro de la categoría rutas no muy difíciles). Estoy totalmente de acuerdo. Éste es un ejemplo de que Internet, en esta ocasión, dice la verdad.
Como ya os he hablado sobre este sendero y sus alrededores, os he preparado algo totalmente “diferente” para hoy; un tema reticente en este viaje… La ruta de nuestra expedición.
Como todo el mundo sabe, cualquier viaje turístico puede planearse de dos formas: reservar un paquete de servicios a una agencia de viajes o hacerlo uno mismo. Con una agencia o tour operator, “todo” está organizado de antemano, te llevan “exactamente” a donde quieres, te enseñan “todo” y te acompañan en las rutas con un guía “experimentado” quien te ayuda con los peligros del camino. No importa el número de comillas que ponga por cada frase, esta vez decidimos planear el viaje por nuestra cuenta. Bueno… no del todo, tuvimos algunos ayudantes entre nosotros que se encargaron de todo. ¿Qué puedo decir? ¡Chapeau! ¡Buen trabajo chicos!
Las tareas a realizar por nuestra “agencia de viajes” particular eran las siguientes:
- Crear una lista de lugares de visita obligada.
- Planificar la ruta.
- Alquiler de coches, hoteles, ferries y billetes de avión.
- Y otras muchas cosas como comprar la equipación, obtener las visas y todos los permisos internacionales necesarios.
El paso más simple (iv) se convirtió en el más tedioso, peleando para recibir nuestra visa con el tiempo suficiente para no tener que dar marcha atrás a nuestro viaje (iii).
¿A qué otros asuntos tuvimos que prestar atención?
- Nueva Zelanda no está adscrito al convenio internacional de conducción. Por este motivo, es aconsejable que los conductores obtengan el Permiso Internacional de Conducir
- Nueva Zelanda se preocupa por su entorno natural, la flora y la fauna; evitando infecciones de semillas y especies extranjeras. Tras el aterrizaje, se deben pasar diferentes controles realmente estrictos. Incluso te examinan la suela de los zapatos y las tiendas de campaña ya usadas tienen que estar en cuarentena durante varios días. Por lo tanto, limpiad muy bien vuestro calzado, sacos de dormir y tiendas… o la otra opción… comprad los artículos en el país. Aunque os advierto que los precios son un poco más altos que en Europa.
Ahora es el turno del paso tres: billetes de vuelo, coches y ferry.
No hay vuelos directos a Nueva Zelanda desde la mayoría de la capitales europeas (en el sentido tradicional de vuelo “directo” -sin escalas-). Así, la mejor solución es escoger la ruta que menos escalas tenga. Cuando reservéis vuestros billetes, prestad atención al término “sin paradas” o “directo”. Los viajeros poco experimentados pueden llevarse una sorpresa. Por ejemplo, el vuelo de Emiratos “Dubai-Auckland” hace parada en Sidney. El resultado fue un viaje larguísimo Moscú-Dubai-Sidney-Auckland, tras el cual todos llegamos medio muertos al destino. Por cierto, hablando de viajeros novatos… he escuchado historias de gente que se confundió entre Auckland (Nueva Zelanda) y Oakland (California), así que tened cuidado cuando reservéis vuestros billetes.
Para volar con una sola escala, es necesario escoger una ciudad que nos gustaría visitar y verificar que Air New Zealand vuela desde ella. La lista incluye Tokio, Seúl, Shanghai, Hong Kong, Singapur y Kuala Lumpur, lugares maravillosos que os recomiendo conocer. Así, podéis pasar dos o tres días allí (no siempre se necesita visado o, en su defecto, se puede obtener a la llegada).
Además, debéis recordar que, tal vez, tengáis que volar con una alianza de compañías aéreas y es posible que sea necesario recoger el equipaje en un aeropuerto para volver a facturarlo para el siguiente vuelo. Por supuesto, se puede comprobar cuando reservéis los billetes, evitando este trajín. Es realmente pesado llegar a un aeropuerto, recoger nuestras maletas y estar pendientes de ellas durante dos o tres horas hasta que podamos volver a facturar en vez de dar un paseo tranquilo por alguna ciudad asiática.
En lo que se refiere a la reserva del hotel, el coche de alquiler y el ferry, hoy en día es pan comido gracias a Internet. No obstante, siempre existe algún cabo que atar. Por ejemplo, algunos hoteles te piden una fianza o depósito, cantidad que se bloqueará en tu tarjeta de crédito justo después de la reserva. En la mayoría de los casos, es posible cancelar dicha reserva hasta tres días antes y recuperar nuestro dinero. De todos modos, es recomendable leer con detalle la letra pequeña. En nuestro caso, tuvimos que cancelar varias veces debido al mal tiempo y a las carreteras cortadas. Pero nos las arreglamos para hacerlo a tiempo y reservar en un lugar diferente sin perder un céntimo.
Alquiler de coches: hay un sinfín de posibilidades. Siempre están las famosas multinacionales Hertz o Avis, pero también podéis encontrar empresas locales de alquiler de vehículos. Si decidís coger el ferry entre la Isla del Sur y el Norte,coche incluido, las grandes compañías te exigen un pago extra pero las locales no.
Todos estos preparativos se deben organizar con tiempo suficiente, especialmente si quieres viajar en temporada alta, diciembre y enero. Nosotros comenzamos a organizar todos los detalles en septiembre y nos descubrimos que muchos hoteles que ya estaban completos.
Ahora los pasos uno y dos: la lista de sitios para hacer escalada y senderismo y el plan general de nuestra ruta.
Seguimos las sugerencias que nos hicieron algunos amigos que ya habían estado en Nueva Zelanda. Después de ver la lista tan larga, nos entró el pánico porque nuestro viaje solo estaba planeado para dos semanas y se necesitaba al menos tres para ver los lugares más interesantes. Pero… ¡hip, hip, hurra! Nos las arreglamos y alargamos un poquito más el viaje para no perdernos nada.
Así que marcamos todos los puntos turísticos en el mapa y nos dispusimos a recorrer el país de sur a norte (como nos habían aconsejado), pero al final, tuvimos que cambiar la dirección (norte-sur) porque se ajustaba mejor a nuestra ruta.
¿El resultado? Aquí os dejo un mapa: la línea amarilla era la ruta prevista pero la carretera estaba cerrada por un desprendimiento.
Una vez que el plan general ya estaba finalizado, organizamos cada día en detalle incluyendo el nivel de actividad diario y ¡como no! los billetes de avión, el hotel y el coche de alquiler.
¿Qué más os puedo contar?
Aunque nuestros amigos, que ya habían estado en Nueva Zelanda, nos ayudaron y encontramos gran cantidad de información en blogs, revistas… etc, el viaje no hubiese sido posible sin nuestros voluntarios. Así que si alguna vez decidís haceros una escapada de dos o tres semanas a Nueva Zelanda, tened en cuenta mis consejos o tal vez, sea mejor buscar una agencia que se encargue de todo. Al fin y al cabo, un buen guía no os tendrá dos días caminando sin parar cargando con las mochilas… ¡Y no me estoy quejando!
Retomando el tema…
La ruta Routeburn es una senda genial, digna de recorrer. En el camino de vuelta, vimos la cascada de Rourteburn que cae por un pequeño barranco; una grieta en el acantilado que se formó a raíz de un terremoto.
Nueva Zelanda 2013. Día 10. Lluvia
¿Queréis saber cómo es la Isla del Sur?
Montañas + corrientes de agua + clima peculiar + viento + un montón de lluvia en lugares como Fiordland, patrimonio de la UNESCO. Digamos que llueve, de media, 200 días al año. Esto se debe a los vientos húmedos del oeste que causan las precipitaciones. ¿El resultado? Agua por todos los lados; barnizando e iluminando las vistas, formando lagos turquesas y formando cascadas increíbles.
De todos modos, tanta agua también acarrea algún que otro problema: túneles inundados y carreteras cortadas. Pero si miramos al lado bueno de todo esto, al menos la lluvia no es constante. Puede estar diluviando toda una mañana y al mediodía luce un sol tan brillante que parece que un meteorito esté a punto de estallar contra la Tierra. Así que si la lluvia os sorprende en vuestro viaje, no os desaniméis y cambiad los planes. Keep calm and carry on! Porque el tiempo cambiará de nuevo y del sol pasará a la lluvia y viceversa.
Debéis prestar atención a los carteles que informan sobre las carreteras cortadas por la lluvia. Comprobad el estado de las carreteras antes del viaje, especialmente, si habéis alquilado un coche o reservado una noche de hotel sobre la marcha. Podéis hacerlo en esta website.
Nosotros llegamos a Te Anau solo para encontrarnos en medio de una tormenta increíble y para más inri, saber que la carretera a Milford Sound estaría cerrada durante días. ¿Conclusión? Cambiamos de nuevo el plan y añadimos 600 kms más a nuestra ruta.
La verdad es que no estuvo del todo mal, las vistas eran tan… ¡verdes! Abedules y charcos:
Nueva Zelanda 2013. Día 11. Demasiado raro para ser único
En Nueva Zelanda encontramos cuatro maravillas de la naturaleza únicas en todo el planeta. Al menos, nunca nadie me ha hablado de algo similar.
La primera es la cueva de Glowworms, cuyos techos brillan como un cielo estrellado por las miles de luciérnagas que viven dentro.
La segunda es el lago Inferno. En cualquier lugar donde haya actividad volcánica, se pueden encontrar lagos multicolores con diferentes temperaturas y nivel de acidez. Pero encontrar un lago que cambia de color según los ciclos (mensuales), es totalmente único.
La tercera son los Moeraki Boulders, los descubrimos el día nº11 de nuestro viaje.
Un fenómeno extraordinario. Piedras redondas de diferentes tamaños desperdigadas en la playa. Algunas de ellas están bañadas por el océano. Las pelotas de roca no tienen una superficie homogénea, suelen estar resquebrajadas y rotas, como si se hubieran pegado diferentes tipos de rocas hace miles de años.
¿Qué son? ¿Cómo se formaron?¿Cómo llegaron hasta aquí? Los científicos actuales solo han sido capaces de afirmar que “se formaron por sí solas en la época del pleistoceno a partir de la tierra del fondo marino”.
Es un lugar realmente sorprendente y misterioso. Si alguna vez estáis en Nueva Zelanda no os lo podéis perder 🙂
Y por último, la cuarta maravilla de Nueva Zelanda es el fiordo Milford Sound, con sus maravillosas cascadas y considerado la octava maravilla del mundo por Rudyard Kipling.
Y esto es todo por ahora, amigos. ¡Hasta la vista!