Septiembre 18, 2014
‘UNITED’ Sardinas… Enlatadas
Al principio iba a llamar este artículo: “vagón de ganado”. Luego lo pensé y llegué a la conclusión de que sería un poco fuerte. ¡Qué shock y qué horror! Aquí el caviar beluga no está repartido con igualdad: quiero decir, poco apropiado para mi pequeño mundo.
Esto es básicamente una queja. Un insignificante fastidio que nos pasa a todos alguna vez por culpa de un pésimo servicio…
Y ahí estaba, sentado en uno de los 8 asientos de una sola fila, en business class, en el vuelo UA988 de United Airlines, de Frankfurt a Washington, pensando que sería totalmente diferente a un viaje en tren o al vuelo de Singapore a Nueva York por Singapore Airlines, que fue de 18 horas, sin parar y sólo tenía 4 asientos por fila, pero claro eran un poco más caros que este.
Los asientos de United Airlines, estaban distribuidos 2-4-2, en total 8 personas por fila. Lo que hacía la situación peor es que la mitad de los pasajeros estaba mirando hacia el frente y la otra mitad hacia atrás. ¡Menuda suerte de estar girado porque el estar sentado mirando hacia atrás en un avión es una de las cosas que más me puede fastidiar! No me preguntéis por qué. Tal vez porque de pequeño me enseñaron a que sentarse al revés en el tren no era correcto…No lo sé.
Recordando el viaje de Singapore así es como se ve la clase business en Singapore Airlines:
Esa es la diferencia entre el vuelo SQ22 y el vuelo de Singapore a Nueva York, antes de que redujeran la frecuencia por su baja rentabilidad. El A-340 sólo llevaba 100 pasajeros, todos en clase business, ni primera, ni turista. Solo 100 asientos de business. Ya os podéis imaginar la diferencia de espacio para las piernas y los brazos. También tenía 3 equipos de tripulación haciendo turnos y el tanque de keroseno más grande del mundo.
Por cierto, fue en el SQ22 donde finalmente decidí experimentar situaciones extremas en las Kuril. ¿Por qué? Porque pasamos por todo el archipiélago, y ahí estaban, frente a mí, en la pantalla, metiéndose en mi subconsciente, pidiendo ser conquistadas.
Y ahora voy volando de regreso de Nueva York a Europa. ¡Hay tanta turbulencia que me cuesta escribir estas mismas palabras y tomarme mi bebida! ¡Qué desastre! Pero, ¿a quién me puedo quejar? Todos están durmiendo. ¡Buenas noches amigos!