Julio 17, 2015
UN SAN PETERSBURGO DIFÍCIL
San Petersburgo en verano, concretamente en los meses de junio y julio, es… difícil. Seguro que ya habéis oído que hay muy pocas horas de oscuridad en las noches de verano, y lo mismo ocurre con las horas de sol, en la parte más alta del hemisferio norte en esta época del año, el sol se ve divisa en el horizonte apenas unas horas, antes de que salga de nuevo en las primeras horas de la mañana siguiente. Por lo tanto, los días parecen interminables; bueno, realmente casi lo son. Y tienes que tener unas buenas cortinas que sean bastante gruesas o usar un antifaz para poder pegar ojo por las noches.
Hay otra cosa más: tienes que asegurarte de estar donde debes antes de que eleven el puente, de lo contrario… ¡ups! Sin embargo, los puentes basculantes tienen sus ventajas: ¿hay mejor excusa para no llegar a un sitio al que realmente no quieres ir? “No puedo ir. Es físicamente imposible. ¡Los puentes están elevados!”.
Como iba diciendo, San Petersburgo es difícil en esta época del año.
Es difícil pero también es increíble. Sólo tienes que echarle un vistazo a estas Noches blancas y las magníficas vistas con el puente elevado. Increíbles, sin duda…
Tomé estas fotos desde el tejado del bar del “W” (la ubicación del hotel es muy mala, pero supongo que lo mejor que tiene son las vistas desde el tejado).
Más tarde, ya acercándose la media noche, llega el momento de subirse a un barco y navegar por el Río Nevá y los canales… ¡y poder ver cómo se abre el puente!
Aunque ya lo había visto en tres ocasiones anteriores, la cuarta me resultó igual de fascinante.
https://instagram.com/p/4embQ9OicJ/
Allí se reúnen todo tipo de lanchas y barcos, hacen sonar sus sirenas e intentan atravesar por debajo del puente (¿o es a través?) mientras se va abriendo lentamente permitiendo seguir disfrutando del placer de navegar.
https://instagram.com/p/4YsNQfuiTb/
Después, llega el segundo acto en esta obra que tiene como escenario el Nevá: la impresionante bajada del puente, contemplada desde “el patio de butacas” de uno de los barcos más pequeños, tan pequeños que caben bajo el puente incluso cuando está bajado, o desde tierra, en el “gallinero” :), como la contemplan muchos otros espectadores que no disponen de barco. Ésta es de esas obras que convocan a una gran multitud.
Puedes ver el resto de fotos aquí.