Abril 5, 2016
Cerveza y queso en Tel Aviv
Terminé el trabajo en Israel; ahora un poco de descanso y recuperación: un paseo primaveral y relajado por la soleada Tel Aviv.
La primavera es la mejor época del año en estos lugares, en mi humilde opinión. El verano aquí es extremadamente caluroso y horriblemente húmedo, siempre me recordará a las palabras de Bulgakov: “Habían pasado tres horas desde que la procesión iniciara la marcha hacia el monte, y el sol descendía ya sobre el Calvario, pero el calor todavía era insoportable”. Bueno, el se refería a Jerusalén, pero eso está a tan solo 50 kilómetros de aquí. Ya estoy divagando…
Más divagación: lo que es interesante es que, en el punto de la historia al que Mikhail Afanasiyevich se refería, Tel Aviv no era nada más que desierto; ni punto de comparación con lo que es ahora. Y, curiosamente, aunque la semana pasada el clima era lo bastante cálido como para darse un chapuzón en el mar, casi nadie lo hacía. Supongo que 25 grados centígrados aquí se considera una temperatura aún algo baja para bañarse :).
Más pescadores que bañistas…
Al caminar por la costa, me di cuenta de que algunos edificios antiguos de dos plantas se encontraban esparcidos en medio de un escenario repleto de rascacielos ultra modernos.
¿Adivinas cuál es el gran edificio que aparece en la siguiente foto? ¿Para qué fue construido? ¿Para quién? Y, ¿por qué?
Cerveza + camareras. La cerveza estaba deliciosa; la camarera era muy guapa y habladora :).
Nos terminamos nuestras bebidas refrescantes, continuamos con nuestro paseo… y nos encontramos con una tienda especializada en quesos.
No soy un gran fan del queso, puedo comerlo o dejarlo, pero quien estaba detrás del mostrador era tan convincente y persuasivo… Nos dio a probar varios trozos y, ¡vaya! ¡Estaban riquísimos! Los quesos eran de diferentes partes del mundo, y venían de diversas cosechas, como los vinos. Nos contó cómo cada tipo de césped de diferentes regiones de Francia le agrega diferente “calidez, cuerpo y aroma” o tiene esto y aquello según diferentes marcas en particular. Bueno, no tanto, pero sus minilecciones eran muy interesantes y sorprendentes: hecho que aumentó la cantidad de queso vendido a nuestros grupo ese día, estoy seguro. ¡Tal vez, lo más curioso de todo fue el hecho de que este entendido en queso que estaba detrás del mostrador era ruso! Afortunadamente, no me reconoció, si lo hubiera hecho, creo que habría sido complicado salir de ahí. Fiu.
La noche en Tel Aviv me recordó a.. no exactamente a Manhattan, pero muy pronto lo hará si continúan construyendo a este paso.
Alguien me dijo que tenía que hacer una foto de la panadería de al lado. No recuerdo por qué. ¿Alguien me puede ayudar a recordarlo?
Mmmmh. ¿Un acogedor restaurante asiático? Con un nombre como “Sayonara” (¡adiós!), ¡dejaré que lo decidáis vosotros!
¿Un restaurante llamado “Farewell” (Despedida, en español) o “See you later” (Hasta luego, en español)? Eso si que es innovador y creativo. Me dejó pensando: ¿por qué no ir más allá: tener un restaurante llamado “Ahora váyanse”, “Deben irse”, o “Lárguense de aquí!? Sí, ¿por qué no?