Inteligencia artificial: verdad artificial (aquí y ahora)

Inteligencia artificial… Dos palabras que, juntas, ¡evocan tantas maravillas en la imaginación de los programadores, fanáticos de la ciencia ficción y, tal vez, cualquiera interesado en el destino del mundo!

Gracias al mejor amigo del hombre, el perro R2-D2, al malvado Skynet, a la fantástica película 2001: Una odisea del espacio, a los robots posapocalípticos que sueñan con ovejas eléctricas y también, quizá, a Gary Numan, todos conocemos bien el concepto de inteligencia artificial (IA). Sí, los libros, la gran pantalla, los cómics, la publicidad británica de puré de patatas… La inteligencia artificial está presente en ellos en gran medida. También forma parte de los materiales de marketing en las recientemente aparecidas y ambiciosas compañías de ciberseguridad. De hecho, probablemente solo existe un lugar donde no puedas encontrarla. Lo que sucede es que ese lugar rodea prácticamente todo lo existente en este mundo y toda la vida en él: la esfera no tan insignificante conocida como “la vida real de todos los días“.

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Todos sabemos que, desde los días de Alan Turing y Norbert Wiener (a mediados del siglo XX), los ordenadores han avanzado a grandes pasos. Han aprendido (o les hemos enseñado) a jugar a ajedrez, incluso mejor que los humanos. Hacen volar aviones, y ahora también pueden conducir coches. Escriben artículos en los periódicos, atrapan malware y hacen muchas otras cosas útiles (y otras no tan útiles). Pasan la prueba Turing para demostrar que poseen una inteligencia equivalente a la de un ser humano. Sin embargo, un chatterbot que simula ser un niño de 13 años, y que no es capaz de hacer nada mas, es solo un algoritmo y una colección de librerías, no es inteligencia artificial. ¿No estáis convencidos? Entonces os aconsejo que busquéis la definición de inteligencia artificial, después la de un algoritmo y, luego, comparad las diferencias. No es muy complicado.

Actualmente, estamos siendo testigos de otra ola de interés por la inteligencia artificial en el mundo. Ya he perdido la cuenta de las veces que ha cogido interés…

Esta vez, un filósofo de moda en Oxford ha escrito un libro sobre IA. Él cree que esta terminará por llegar con el tiempo, y no augura que sea bueno para la humanidad. Por supuesto, esto preocupa a mucha gente. Es decir, no se trata del hackeo de un blog. Entonces, ¿qué pasará? ¿Tiene razón al creer que la Inteligencia Artificial y su singularidad tecnológica serán la sentencia de muerte de la humanidad? O, ¿podrá traernos el cielo a la tierra?

El libro de Bostrum también detalla la encuesta que realizó a expertos en el ambiente de la IA, de la que podemos deducir que hay una probabilidad del 20 % de que la IA sea creada en 2040, y del 90 % en 2075. Pero podemos concluir con seguridad que para el 2116, dentro de 100 años, es muy probable que la IA sea una realidad. Y, pensadlo, es posible que la misma IA sea la que se plantee el problema sobre la misma IA! ¡Guau!

SIN EMBARGO. Existe otra conclusión que podemos sacar del libro: por ahora, la IA no existe.

La otra semana estaba en Corea del Sur y un periodista me preguntó en repetidas ocasiones por la Inteligencia Artificial en la ciberseguridad. Educadamente le pedí que se saltara la pregunta y que hablara sobre temas más urgentes. ¿Por qué? Porque no veo la utilidad de hablar sobre algo que ni siquiera existe.

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La inteligencia artificial debe tener la habilidad de aprenderlo todo por sí misma, de adaptarse y de tomar decisiones en situaciones completamente nuevas con una colección incomprensible de información multiformato. Además, debe ser motivada emocionalmente y tener la habilidad de pasar sus progresos intelectuales a sus descendientes.

La IA existirá cuando las máquinas que hayan alcanzado el nivel intelectual de los humanos aprendan a crear máquinas más inteligentes y dichas máquinas a hacer otras, y así sucesivamente, lo que conllevará una explosión de inteligencia y el fin del mundo como lo conocemos. Al menos eso dicen los futurólogos.

Pero ¿cuándo sucederá todo esto? ¿Antes del primer viaje a Alfa Centauri o después?

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Nosotros, o nuestros nietos, deberemos esperar para verlo. Pero, admitámoslo, todavía falta bastante, ¡sea en 2074 o en 2040!

Mientras tanto, si volvemos a 2016, encontraremos que la IA, o al menos lo que imaginamos sobre ella, se puede encontrar en la cultura popular y en el marketing. En mi publicación anterior sobre IA/Darwinismo en el mundo de la ciberseguridad ya he hablado bastante sobre este tema. Y, para hacer una breve recapitulación: hoy, hay compañías que intentan vender una especie de #elixir asegurando que es una medicina efectiva contra todas las ciberenfermedades, utilidades de todo tipo, que afirman estar relacionadas con la inteligencia artificial.

Por desgracia, la creciente ola de interés por la inteligencia artificial significa que no solo estamos viendo proyectos científicos genuinos como los relacionados con las redes neurológicas artificiales, sino que también vemos una nebulosa sin sentido sobre la “inteligencia artificial”.

Y seguro que a menudo oís que en el mundo moderno de la ciberseguridad, se ve que aparecen brotes verdes: productos de la más nueva generación que brindan una precisión sin precedentes al encontrar malware con la ayuda de la “inteligencia artificial” avanzada.

Entonces, si alguien empieza a contarte un cuento sobre lo que acabo de decir, te daré un consejo: haz como Muhammed Ali vete. Pero antes de hacerlo, podrías preguntarle al enérgico vendedor por las oportunidades que tienen de recibir varios premios Nobel. Después de todo, coger el invento más grande en la historia de la humanidad y aplicarlo a la ciberseguridad como lo primero que hacen comercialmente se merece varios de estos premios escandinavos, ¿no? (Por cierto, me pregunto como le iría a la “IA” en una prueba Turing).
Obviamente, no obtendrás una respuesta satisfactoria ya que es imposible que reciban un premio Nobel debido a que no utilizan IA: la IA no existe. Por desgracia.

Lo que sí existe es el aprendizaje automático. Y las tecnologías de aprendizaje automático se usan bastante desde hace tiempo. Por ejemplo, en ciberseguridad, los robots hacen una gran parte del trabajo ya que encuentran e identifican el malware y lo analizan; luego, crean un “repelente”, lo prueban, lo distribuyen, y lo incluyen en la protección global. Todo esto sucede (automáticamente) miles de veces al día. Además, los robots siempre están aprendiendo y la detección está corrigiéndose y mejorando constantemente. Solo una pequeña parte del trabajo requiere de un ser humano experto.

Entonces, ¿el aprendizaje automático es inteligencia artificial? No. Solo se trata de algoritmos informáticos. En nuestro caso, son algoritmos muy buenos, escritos con un grado muy alto de profesionalidad, talento y pasión por la lucha contra la cibermaldad. Llamarle IA sería un engaño y una falsedad.

Si alguien trata de venderte inteligencia artificial que se perfecciona por sí sola y que puede “proteger tu ordenador de TODAS las amenazas”, esa persona no sabe de lo que está hablando, así de fácil.

Si alguien inventa la IA, tan pronto como se sepa entre el público general, tendrá un impacto colosal en muchas más áreas y no solo en el relativamente pequeño (pero importante) campo de la ciberseguridad. Podrías intentar vender un sedan de clase económica asegurando que es el Halcón Milenario, pero no será de ayuda para las ventas reales de esos sedanes. De manera similar, no importa lo mucho que desees tener la protección absoluta aquí y ahora, autoengañarnos no hará que algo suceda. Así que, dar de comer a estos comerciantes es del todo inútil.

Inteligencia artificial: ¿existe o es un truco que usan para vendernos niebla? #elixir via @e_kasperskyTweet
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