E. KASPERSKY
Hola a todos,
Mi nombre es Eugene Kaspersky, presidente y CEO de Kaspersky. Algunos me llaman el Papa Virus –en referencia a mis 22 años de experiencia y al reconocimiento de la industria por la lucha contra el malware.
Este blog refleja mis opiniones personales sobre los temas de actualidad. Aquí encontrarás mis reflexiones sobre las noticias más recientes en referencia a la seguridad informática y al desarrollo de la industria. Bueno, al menos, eso es lo que pretendemos.
Sin embargo, mi intención aquí es entablar una conversación más extensa con vosotros y discutir otros temas que, a veces, van más allá de los aburridos temas de seguridad. Yo viajo mucho, conozco a muchas personas de diferentes países, y doy muchas conferencias. Creo que, de esta forma, la interacción es más amplia y relajada, mucho más interesante y ofrece mejores perspectivas.
Además, aprovecho para animarles a conocer los blogs relacionados con la seguridad informática de los principales expertos de Kaspersky . Ésta es una fuente de primera calidad, elaborada de primera mano por las personas en las que confío.
Mi opinión no representa necesariamente a las de Kaspersky , pero espero que éstas te ofrezcan numerosas ideas, que servirán de punto de partida para una discusión amable.
Biografía
Yo nací en 1965 en Novorossiysk, Rusia.
Desde muy pequeño tuve un interés especial por las matemáticas. Durante mi etapa en la escuela secundaria, uno de mis hobbies favoritos fue resolver concursos publicados en revistas técnicas. Por suerte, mi madre pronto se dio cuenta de mi inclinación por las matemáticas, y decidió -¡afortunadamente!- reforzar mi talento con una educación especializada.
En el instituto asistí a clases avanzadas de matemáticas y física para alumnos superdotados, que fueron organizadas por la Universidad Estatal de Moscú. En 1987, me gradué en el Instituto Ruso de Criptografía, Telecomunicaciones e Informática, donde me especialicé en tecnología informática e ingeniería matemática.
Después de graduarme, trabajé en un importante centro de investigación. Durante este periodo, en octubre de 1989, un colega me mostró un archivo que estaba causando extraños efectos visuales en su ordenador. Yo estaba muy intrigado por el archivo, lo analicé y desarrollé una herramienta para desinfectar el virus que ahora es conocido como Cascade.
No tardé en ser conocido por las instalaciones como el “hombre que mata a los virus”, y pronto la gente fue visitando mi habitación, trayendo otros archivos que se comportaban de forma extraña. Aunque en aquel momento se estaba dando “el despertar” de la era informática, en tan solo un par de meses había analizado decenas de virus, y continuamente mejoré mi herramienta de desinfección, llamada –”V”. Con cada nuevo virus, mi interés por este fenómeno fue creciendo, y pronto me di cuenta que para mí significaba algo más que un simple pasatiempo.
En el año 1991 –por aquel entonces, los virus informáticos eran cada vez más variados y comunes- mis colegas y yo desarrollamos “AVP” (¡un acrónimo accidentalmente mal escrito de “Antiviral Toolkit Pro!”) – el prototipo del antivirus de Kaspersky. Teníamos una misión sencilla: crear el mejor programa de protección antivirus existente. Además, confiábamos ciegamente en que cumplir esta misión era nuestro destino, y trabajamos incesablemente para alcanzarla.
El primer resultado propiamente tangible llegó en 1994 – cuando AVP revolucionó la industria ofreciendo el mejor ratio de detección durante su primera aparición internacional, en una prueba comparativa autorizada, realizada por la universidad de Hamburgo.
En 1997 decidimos que el producto había madurado y que estaba listo para empezar a comercializarse. Establecimos una compañía independiente y nos convertimos en los fundadores de Kaspersky .
Desde aquel momento dirigí la investigación de antivirus de la compañía – y no fue hasta el 2007, cuando tomé el cargo de Director Ejecutivo –llevando a la compañía a tomar la cuarta posición en el ranking de vendedores de antivirus en 2010.
Mi sede está en Moscú, tengo tres hijos, me gusta esquiar, y aprovecho cada oportunidad cuando no estoy de viaje para darme el lujo de pasar un par de días en los Alpes. A pesar de nuestra reciente alianza con Ferrari, me tengo que conformar con satisfacer mi pasión por conducir a alta velocidad con mi BMW M3 – las carreteras públicas de Moscú dejan mucho que desear y no están adaptadas, en absoluto, para los ¡súper coches italianos!
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