Agosto 13, 2018
La iMuerte de eVoldemort
Los cuentos de hadas y las historias fantásticas han contribuido al mito sobre la invencibilidad de los villanos (nosotros llevamos 20 años afrontando el mismo mito en el ciberespacio). Todo Voldemort depende de la seguridad de su diario, su anillo, su serpiente, su… bueno, supongo que sabéis todo lo relacionado con los Horrocruxes. Y el éxito de tu guerra contra los villanos, sea en un cuento de hadas o en el ciberespacio, depende de dos cualidades importantes: perseverancia e inteligencia (es decir, tecnología). Hoy te contaré cómo la perseverancia y la inteligencia, así como las redes neuronales, el aprendizaje automático, la seguridad en la nube y el conocimiento de expertos (todo incluido en nuestros productos) te protegerán de potenciales ciberamenazas futuras.
De hecho, ya hemos incluido las tecnologías de protección contra ciberamenazas futuras antes (más de una vez, muchas más veces, hasta nos hemos reído). Te preguntarás por qué estamos tan obsesionados con ellas.
El motivo es porque estas tecnologías son lo que diferencian una protección robusta de una inteligencia artificial falsa y de los productos que usan información robada para detectar el malware. ¿Identificar la secuencia del código mediante una firma conocida después de que el malware se haya colado en el sistema y haya hecho el daño que tenía que hacer? Nadie necesita eso.
Pocos en la industria son capaces de anticipar la forma de pensar de los cibervillanos, comprender las vulnerabilidades que son de su agrado y poner trampas invisibles para llevar a cabo una detección. De hecho, muy pocos, según los análisis independientes. WannaCry, la epidemia más grande de la década, es un buen ejemplo: gracias a la tecnología de System Watcher, nuestros productos han protegido proactivamente a nuestros usuarios contra dichos ciberataques.
El aspecto clave es este: es imposible tener demasiada protección contra las ciberamenazas del futuro. No hay ningún emulador ni sistema de análisis de big data capaz de cubrir todos los posibles vectores de ataque. Las trampas ocultas deberían cubrir todos los niveles y canales y, en la medida de lo posible, rastrear la actividad de todos los objetos del sistema para asegurarse de que ninguno será un problema; todo ello, a la vez que hacen un uso mínimo de los recursos, sin dar ningún “falso positivo” y siendo 100 % compatibles con otras aplicaciones para evitar pantallazos azules.
La industria del malware también sigue su desarrollo. Los cibervillanos conciben sus creaciones para que se oculten en el sistema: cambiando su estructura y comportamiento, ralentizando sus acciones (minimizando así el consumo de recursos, despertando según un horario, ocultándose tras penetrar en el ordenador objetivo, etc.) para llegar al fondo del sistema, ocultar su rastro y usar métodos “limpios” o “casi limpios”. Pero todo Voldemort tiene sus Horrocruxes, los cuales se pueden destruir para poner fin a su actividad maliciosa. La cuestión es cómo encontrarlos.
Hace unos años, enriquecimos el arsenal de nuestros productos con tecnologías proactivas de protección contra ciberamenazas avanzadas al adoptar una invención interesante (patente RU2654151). Esta emplea un modelo de comportamiento de objetos evolutivos para realizar una identificación de alta fiabilidad de anomalías sospechosas en el sistema, una localización de fuentes y una supresión incluso de gusanos más “prudentes”.