Octubre 23, 2015
Kamchatka – 2015: De vuelta a casa.
Todo lo bueno llega a su fin: así que esto es todo, al menos por este año. Ha llegado el momento de volver a casa.
En este viaje hemos caminado/escalado/trepado/deslizado/ tropezado alrededor de 300 kilómetros, visitado hasta cinco volcanes (aunque no siempre hemos llegado hasta lo más alto), viajado por cientos de kilómetros de belleza natural, asustado (o tal vez sólo sorprendido) por decenas de osos y alimentado a un trillón de mosquitos. También hemos utilizado kilómetros de gigabytes Kodachrome en tarjetas de memoria 🙂 .
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¡Adios Kamchatka!
¡Una excelente expedición! Siento celos… de mí mismo y ya tengo nostalgia de la aventura volcánica de Kamchatka, ¡aire limpio (y agua), paz y tranquilidad! ¡Tengo que volver a por mi próxima dosis lo antes posible!
En el avión de vuelta a Moscú de repente vimos por la ventana una serie de volcanes de Kamchatka asomándose entre las nubes y les saludamos con la mano: “¡Nos vemos pronto! ¡Seguro!”
Los volcanes parecen ser Bakening (aún no he ido) y el grupo Kliuchevskoi en el horizonte (estaba cerca en 2010), y a la derecha Tolbachik (estaba allí en 2010 y 2012). ¡Y todos bellamente alineados!
P.D. Si has estado siguiendo todas mis aventuras de An-Kam 2015, habrás notado que utilizo de manera más intensa ciertos epítetos superlativos como “monumental”, “fantástico”, “alucinante”, “grandioso” y muchos más. Me disculpo por esto, queridos lectores. Sin embargo, esos adjetivos no son hipérboles. En Kamchatka…¡son 100% exactos! ¡No hay otras palabras (salvo algunos sinónimos extraños) que se puedan utilizar! ¿No me creéis? (¿en serio?:). Entonces veniros vosotros mismos a visitar Kamchatka y veréis que no me equivoco. ¡Por favor! Me encantaría que intentarais llevarme la contraria. Y después de ésta alegre nota, termino mis historias de An-Kam al menos por este año.
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