Existen todo tipo de fenómenos inusuales en el mundo, tanto naturales como provocados por el hombre.
A veces, son agradables y no causan daño alguno, como las cascadas horizontales de Kimberley en Australia, la presa Itaipu Dam fabricada por el hombre, o las impresionantes puestas de sol en Santorini.
Otras veces, son terriblemente monstruosos y destructivos, como los volcanes en erupción, los terremotos y los tsunamis.
Ahí está la simetría estática de montañas y volcanes; el movimiento lento y constante de formas como las placas tectónicas, los glaciares y las capas de nieve; y los fenómenos impredecibles, graves e inevitables como las avalanchas o los cataclismos. También hay inundaciones que vienen y van de forma intermitente y regular. Nos encontramos con inundaciones cuando a los dioses se les olvida cerrar el grifo al bañarse. Por tanto, el hombre debe intervenir. No podemos evitar que se olviden y en consecuencia debemos diseñar y construir grandes instalaciones para protegernos, drenar el exceso de agua que pueden causar las inundaciones y compensar este despiste.
Un lugar donde este despiste celestial ocurre bastante a menudo es la zona europea de Rusia. Justo al lado del golfo de Finlandia, en concreto, alrededor del delta del río Neva. Y desafortunadamente, San Petersburgo está justamente ahí. Una ciudad conocida por su heroísmo, sus victorias, su patrimonio cultural imperial y por desgracia también por las catástrofes a consecuencia del agua. De esto último ya ha tenido más que suficiente. Para los que estén interesados: aquí.
¿Aún estás interesado? Pues léete “El jinete de bronce”. Mola. Puedes descargarlo aquí.
Esta es la versión corta:
Lógicamente, los habitantes de San Petersburgo tenían que hacer algo con las inundaciones. Y lo hicieron. Ya había oído hablar de ello pero fue hace poco cuando conseguí verlo en primera persona: alrededor de San Petersburgo existe una enorme presa para proteger la ciudad de las inundaciones. Gracias a Dios, las poéticas descripciones de Pushkin sobre las inundaciones son cosa del pasado, ¡ya era hora!
Resulta que los técnicos y diseñadores de esta fantástica obra de ingeniería se burlan de la palabra “presa”. Prefieren llamarlo: “complejo de instalaciones de protección contra las inundaciones”. Es bastante complicado, pero si insisten, ¿quién soy yo para cuestionarles?
Ahora un poco de información técnica:
Hacía falta una construcción que dejara pasar una cantidad razonable de agua a través del golfo de Finlandia hacía Neva, pero que cuando vinieran grandes olas potencialmente catastróficas desde el Mar Báltico, se creara una barrera que evitara la inundación de la ciudad. Además, tenía que ser capaz de dejar pasar a los barcos a diario y no impactar en el ecosistema marino de la zona.
La idea de construir una presa se gestó por primera vez en el siglo XIX, pero no se empezó a construir hasta 1979 (más detalles aquí). Entonces llegó el comunismo y a finales de 1980 la construcción se paralizó. Después llegó la década del año 2.000 y el proyecto resucitó, completándose en 2011; ¡Consiguieron algo realmente fantástico!
Traté de encontrar otras presas similares en Internet pero no llegué muy lejos. Todas son mucho más pequeñas. Hay una en Londres, una en Holanda otra en el Elbe… Pero todas son enanas comparadas con la presa rusa que mide la friolera de 25 kilómetros. Estaba impresionado.
Hay una construcción anti inundación similar, la que están construyendo en Nueva Orleans. Cuando esté acabada será más grande, pero de momento ¡la de San Petersburgo es la número 1!
Para el común de los mortales que visita la construcción, es simplemente una carretera de 25 kilómetros de longitud que atraviesa el Golfo de Finlandia de lado a lado, similar a la de Miami Vice que conecta Miami con los Cayos (que es mucho más larga pero no es una instalación anti inundaciones). Asfalto liso, señales y marcas bien colocadas, caminos de entrada y salida…: precioso.
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