Descapotable catalán

Uf. Otra conferencia regional de socios ha terminado. Tenemos unas cuantas al año: la de América del Norte (este año fue en Cancún); la de América Latina (la última fue en Bolivia, pero, por desgracia, este año no pude ir); y APAC (el pasado fin de semana en Vietnam). También hay una conferencia de “Mercados Emergentes”, la que acabamos de terminar en Barcelona, en la que se cubre América Latina (sí, tienen suerte al tener dos conferencias por año), Europa Oriental, Oriente Medio y África.

Todo sucedió como siempre: reuniones, presentaciones, discusiones, negociaciones y demás (las actividades serias). Después llegó la parte divertida: una cena de gala, esta vez fue en el Museo Marítimo de Barcelona. Un gran lugar para una gran cena :).

En el museo, había programadas unas exposiciones maravillosas, echad un vistazo en Internet. Pero, para mí, no había nada muy destacable, ¡salvo unos pequeños barcos como los que utilizaba para navegar cuando era niño!

Aquí, por ejemplo, está el insumergible velero Optimist. Solía navegar dicho velero cuando tenía 11 o 12 años.

Me retiré de las competiciones de vela a los 14 años en un velero 420 que se parecía a este:

Al mirar las cuerdas, las quillas, las cuñas, las aletas canard y los bloqueadores, me empecé a preguntar cómo era posible que entendiera todo esto a tan temprana edad. Parece muy complicado después de casi cuatro décadas alejado del mundo de la navegación.

Misterioso, nostálgico. Y genial.

Por cierto, justo al lado de nuestra oficina de Moscú hay un lago (en realidad es el Canal de Moscú que se parece a un lago) donde los Optimists y otras barcas de nivel junior navegan a diario. Me encanta mirarlos durante las tardes soleadas. Pero ya me estoy desviando…

Y no muy lejos de Barcelona, está una de mis carreteras favoritas del mundo, la GI-682. Menudo camino: es perfecto en todos los sentidos. Tiene giros, curvas constantes, acantilados asombrosos y grandes vistas al mar. La carretera empieza en Tossa de Mar y acaba en Sant Feliu de Guixols. Es justo así.

El único inconveniente de la carretera es que es muy corta (¡tan solo 20 kilómetros!). Ah, y es muy concurrida en temporada alta, así que es mejor conducir por ella en otra época. Aparte de estos inconvenientes, es una carretera por la que hay que conducir al menos una vez en la vida, pero con un descapotable :).

Mi compañero de viaje, A.B., y yo seguimos el camino por la costa para al fin llegar a nuestro destino, el pueblo de Cadaqués, más específicamente la Casa Salvador Dalí en Portlligat.

Es un museo pequeño y bonito. Muy recomendable para todo el que esté interesado en la vida y la obra del famoso artista vanguardista español.

Inconfundiblemente Dalí…

Mmm. ¿Warhol, quizá? 🙂

Y, finalmente, la atracción principal: el Teatro-Museo Dalí en Figueres. ¡Vaya surrealismo! ¡Vaya hombre! ¡Qué loco! Me decía a mí mismo al ver los numerosos objetos expuestos. ¿Fue un genio? No estoy seguro ¿Era original? Definitivamente. ¿Fue interesante? Totalmente.

Ya estuve aquí hace unos 10 años y volvería otra vez, así de fascinante es.

¡Menudo lugar! Desde la entrada hay todo tipo de obras de arte. Se pueden leer muchas “explicaciones” de los artefactos multicolor y multialocados que hay aquí, pero no creo que se acerquen a lo que realmente Dalí pensaba cuando los creó. Pero ¿a quién le importa? Lo mejor es admirarlo todo y percibirlo a tu manera.

Aquí está el Cadillac lluvioso. Para mí, es el coche de la Muerte, así de deprimente y mórbido es. Como he dicho: cada quien lo percibe a su manera…