Julio 18, 2016
Groenlandia, parte 4: minicebergs y vikingos desaparecidos
Preparaos para ver muchas fotos. En grandes cantidades. Groenlandia tiene una gran cantidad de bellezas naturales: glaciares, las montañas que envuelven y los icebergs que de ellos se desprenden.
Más adelante hablaré de los glaciares y de los icebergs, pero por ahora, hablaremos del hielo. No de los icebergs, sino de los minicebergs, microicebergs y nanoicebergs, los que ya hemos visto en el puerto de Nuuk.
Al principio no vimos mucho hielo, así que aligeramos la marcha:
¡Allí hay fiordos!
Aquí, el mar está calmado y el paisaje es austero, pero no es deprimente. Es estimulante y anticuado. Nuestros guías nos contaron que algunas de las formaciones rocosas de este lugar tienen casi ¡tres mil millones de años! Otros, 3 900 millones de años; ¡eso significa que estuvieron aquí durante el Bombardeo Intenso Tardío y el eón Arcaico! Aunque no hubiera oxígeno en la Tierra, estos peñascos ya existían. ¡Increíble!
¡Y aquí está nuestro primer miniceberg!
Me encanta el hielo. Con una blancura pura, o azul transparente, o a veces sucio (lo que significa que ese bloque de hielo estuvo en algún momento en el fondo de un iceberg tocando el fondo del mar).
Hasta los icebergs sucios tienen encanto:
Arcos que atraen:
Podrías quedarte mirando estos minicebergs durante horas. Qué pena que no podamos acercarnos a todos…
Nos detenemos…
Bueno, ¿adivináis desde dónde hice esta foto?
Oh, sí. 🙂
Mirad las instrucciones de seguridad… Decían algo así: “si un iceberg empieza a girar mientras estás sobre él, significa que se está partiendo y hará un sonido de crujido. Si oyes ese sonido, ¡salta al agua!”.
Qué enfoque de seguridad tan tolerante. No como los de Europa, Norteamérica o Australia, donde por todas partes hay letreros que dicen “PELIGRO”, “No acercarse a la orilla”, “Permanezca en el camino”, “No trepar”, etc. Al parecer, en Groenlandia van siguiendo, por desgracia, el mismo ejemplo. Pero, por suerte, con lentitud.
A medida que navegábamos, los icebergs se iban agrandando…
Icebergs modernos.
Y ahora, hora de bañarse, ¡claro!
Resultó que fue una manera muy cómoda de nadar flotar. No tuve frío gracias a este equipamiento especial. 🙂
Algunos se atrevieron a escalar los minicebergs…
… incluido yo. Pero llegué un poco tarde. Tan pronto como mi peso se añadió al del iceberg, ¡empezó a crujir! ¡Así que saltamos!
Después, volvimos a tierra firme para comer y para inspeccionar los icebergs más modernos y artísticos…
Después: ¡sauna!
Luego llegó el momento de ir al fiordo. ¡Sorprendimos a nuestros guías al meternos en el agua en ropa interior! ¡Nunca habían visto un comportamiento similar! ¡La verdad es que no hacía frío! ¡Aunque hubiera estado bien tener un par de sandalias, la playa era muy rocosa.
Aquí nos encontramos con algunas ruinas ancestrales que dejaron los Vikingos.
Al parecer, el primer europeo que pisó Groenlandia fue un tal ¡Erik el Rojo! Y no es que él quisiera hacerlo. Después volvió a Islandia y organizó una gran migración desde allí hasta la “nueva” isla. ¿Os interesa? Aquí tenéis más información. La colonia vikinga duró 500 años y después desapareció, únicamente dejando ruinas.
La razón por la que desaparecieron pudo ser el cambio climático, enfermedades, una guerra con los inuit, o una mezcla de factores, nadie lo sabe. Ni siquiera tuvieron contacto con los locales; un estudio genético reciente descubrió que no había rastro de sangre vikinga en la población local. Tan solo vinieron, vivieron un tiempo y murieron. Es un misterio.
Quería escribir sobre el atardecer. Pensándolo bien: no existe el atardecer. El sol no se pone en verano, ¡se echa una siesta y vuelve con todo su resplandor!
