Una elección complicada entre pocas alternativas

Vale. Solucionemos, no la más complicada, pero tampoco la más banal de las tareas.

Este año por Navidad, me gustaría un nuevo portátil (uno mejor y más resistente). El de ahora lo tengo desde hace poco más de un año, pero con mi agenda de negocios y el constante uso y abuso que he hecho del mismo, ya tiene los días contados. Está muy gastado y el teclado parece que vaya a despegarse. Así que sí: necesito uno nuevo…

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Pero ¿qué dispositivo me compro? Vaya… ¿Por dónde empiezo? Ah, sí, por el principio: mis requisitos…

Mis requisitos de usuario no son demasiados, pero no me limito solo a usar correo electrónico, mensajería, Instagram, Pokémon… Son estos:

  • Office, correo electrónico, editores y mensajería diferentes.
  • Debe ser capaz de soportar una carga de trabajo intensiva.
  • Me gustaría que contara con una pantalla mayor a la norma (más de 13″).
  • Un teclado amplio también estaría bien.

Todo esto excluye al smartphone y a las tabletas y parece que la elección correcta es un portátil de dimensiones medias.

Pero ¿qué sistema operativo elijo? Bueno, la lista de opciones hoy en día no es muy larga: Windows, Mac o Linux.

Cada sistema es bueno (a su manera) …

 

Pero, tanto Mac como Linux, no son compatibles con algunas aplicaciones (como Tencent QQ) o han reducido drásticamente su funcionalidad. Luego está Outlook, el cual se autogestiona algo mal si se encuentra en territorio alienígena (fuera de MS). Lo descubrí por las malas cuando hace años probé Mac. ¿Habrán cambiado las cosas?

Pero no, Mac y Linux no son para mí porque de vez en cuando me gusta instalar cosas específicas que solo funcionan en Windows. Y no, no pienso instalar una máquina virtual de Windows. ¿Por qué iba a hacerlo si tengo la opción de adquirir un Windows de verdad que lo tiene todo, incluida la tecla suprimir? 🙂

Así que me quedo con Windows. Pensaba que el problema estaba resuelto, pero no… no todos los Windows son iguales.

Así que retrocedamos hasta… ¡el bueno de Windows XP! ¿Lo recordáis? Bueno… Microsoft ya no le ofrece soporte (ni tampoco muchos otros desarrolladores). He oído que todavía puede funcionar con algunas configuraciones, pero siempre queda el riesgo de la incompatibilidad con otras aplicaciones. Existe otro riesgo: puede ser peligroso trabajar con XP porque dejaron de actualizarlo en 2014; ¡imaginad cuántas vulnerabilidades tendrá hoy!

Lo habéis adivinado: XP, ¡ni hablar!

Luego tenemos a Windows 7 que, aunque ya no se venda ni cuente con soporte técnico, todavía recibe actualizaciones de seguridad. No es que sea muy moderno, pero sigue siendo funcional.

Luego vino Windows 8 y tras él, Windows 10…

Las estadísticas oficiales nos dicen que estas versiones son superrápidas, superfiables y superamigables con el usuario. No lo dudo; si alguien sabe cómo crear y anunciar sistemas operativos, ese es Microsoft (a pesar de su extraño superfallo).

Pero siempre tengo cuidado cuando se trata de software nuevo. No solo compruebo la información oficial del fabricante sobre las nuevas características, sino que también busco opiniones y pido consejo a nuestros expertos.

En seguida, me saltó la alerta máxima al realizar una búsqueda sobre Windows 8. Y cuando centré mi atención en Windows 10, la alerta llego al cielo. Resulta que no son meros sistemas operativos + software; hay todo tipo de cosas en ellos (y algunas son alarmantes).

Lo principal

Principalmente, lo que menos me gusta de estas versiones de Windows es que mi ordenador, por el que habré pagado, me estará diciendo cómo vivir: qué comprar, adónde ir, qué escuchar, qué ver, qué leer y tal…

Otra cosa que no me gusta es la forma en que Windows envía silenciosamente cosas de mi ordenador hacia saber dónde (característica que no se puede desactivar por completo). Quiero controlar mis datos, gracias (aunque sean anónimos). Y quiero tener la libertad de hacer exactamente lo que quiera con mi ordenador, sin importar lo absurdo que sea a veces. No quiere tener que compartir mi telemetría a cambio de cosas que no quiero. Solo quiero un ordenador, nada más; un ordenador que funcione de forma rápida, fiable y que lo haga como yo quiera (no como quiera otro).

Al hablar de mi insatisfacción como lo acabo de hacer, algunos dirán: “¿Por qué te centras solo en Windows? Hoy en día todo el mundo espía y rastrea a todo el mundo. Google, por ejemplo, ¡lo recopila todo! En comparación, no hay que preocuparse por Windows 10.

En realidad…

Google, a pesar de su pasión por el big data, al menos tiene un modo incógnito que da la opción a los usuarios de si quieren recibir búsquedas de buena calidad o solo búsquedas simples (aunque el modo incógnito no te da anonimato al 100 %). De manera similar, en nuestros productos es el usuario quien decide por sí mismo: al instalarlo, se puede desactivar Kaspersky Security Network porque te pregunta si lo quieres o no. Y también se puede desactivar cuando quieras tras la instalación. En Windows 10 no existe esa libertad de elección.

De hecho, hay tres cosas principales que no me gustan.

Windows 10 lo sabe todo.

Al instalar Windows 10 con ajustes por defecto, el usuario da a Microsoft (y también a terceros) una gran cantidad de datos sobre ellos mismos y no solo información que aparece al trabajar con el navegador, sino también la información de cuando se trabaja offline. Por ejemplo, Microsoft conoce la existencia de carpetas supersecretas y ocultas y dónde están las fotos más preciadas y los documentos sensibles (si es que los hay) porque indexa todos los archivos del disco, los clasifica y envía las estadísticas del usuario a su nube.

Podría tomarme el tiempo y el esfuerzo necesarios para configurar los ajustes y reducir lo que se envía a Microsoft, pero ¿hará lo mismo la mayoría de los usuarios? ¿Se espera que lo hagan? Y, de todos modos, ni el más paranoico de los usuarios puede resolver este problema al 100 %: no importa lo que hagas, alguna que otra información se seguirá enviando. ¡No hay forma de desactivar esto en Windows 10!

Pero me pregunto cuántos usuarios saben lo que sucede en silencio si usan Windows 10. Estas características “tan útiles” se esconden entre el acuerdo de usuario que nadie lee; pero, aunque lo leyeran, no lo entenderían porque está escrito con lenguaje jurídico y compite con el acuerdo de usuario de iTunes.

Los que tengan la intención de ser castigados por la curiosidad, quedaos K.O. A los demás, cito: “Para ofrecer esta experiencia informática, recopilamos información acerca de usted, su dispositivo y el modo en que usa Windows”.

Lo entiendo si se trata de Google. Su estrategia se trata en un modelo de monetización a cambio de servicios que son gratuitos (los usuarios pagan con sus datos personales). Pero ¿Windows 10? Si no es gratis. Se vende por 135 euros, por lo que estarían realizando un pago doble. Pero muchos de ellos ni lo saben hasta que no se les advierte de un modo normal sobre el uso de la telemetría ni hay un modo claro y simple de “apagar” el seguimiento. ¿Por qué? Porque los datos son lo más preciado de todo para Microsoft, así que guarda silencio sobre lo que sucede y complica o hace casi imposible desactivarlo.

Windows 10 = Actualización Torrent.

En los Ajustes, (siguiendo los términos del acuerdo de usuario que nadie lee) Windows 10 convierte el ordenador del usuario en un nodo de red para distribuir sus propias actualizaciones, ¡como un torrent!

Es así porque para que Microsoft no tenga que invertir en su propia infraestructura para hacer llegar a las actualizaciones a los usuarios. Se llama WUDO (Windows Update Delivery Optimization).

Este es un tercer ingrediente añadido a la mezcla de Windows 10: has comprado el SO; utiliza tu telemetría sin tu consentimiento expreso; y, ahora, utiliza las copias de las actualizaciones de tu sistema para enviárselas a otros usuarios ¡mediante tu banda ancha!

Los usuarios de IMHO tienen el derecho de saber que hacen sus ordenadores mientras ellos, por ejemplo, van a tomarse un café en la cocina. Más bien, tienen derecho a saber que sus ordenadores no están haciendo nada sin su consentimiento expreso. Sí, con ello no me refiero solo al acuerdo de usuario universalmente ignorado.

Windows 10 elige por ti.

Windows 10 decide por sí mismo qué programas instalados están “autorizados” y cuales no.

Windows 10 puede decidir qué programas son con los que el usuario puede trabajar y de cuáles es mejor deshacerse por [una larga lista de razones posibles]. Por supuesto, nos encantaría creer en la imparcialidad de los algoritmos de Microsoft y en la sinceridad de las intenciones de la compañía, pero, en cualquier caso, esta funcionalidad se utiliza para llevar a cabo tácticas leales de competencia basadas en la posición dominante de Microsoft en el mercado de los SO.

¿Qué piensan en la web de soporte técnico de Microsoft al respecto?

Preguntamos una y otra vez en los foros oficiales sobre “por qué suceden cosas malas con los programas de desarrolladores independientes” y la respuesta siempre es: “Ups, ha sido un error. Lo solucionaremos” o “¿Cosas malas? Mmm… Elimine el programa y las cosas se solucionarán”. Vale. Pero ha habido tantos “errores” con Windows 10 que es difícil de creer que son solo eso, errores. Por ejemplo, esto es lo que el fundador de Epic Games tiene que decir al respecto.

Al utilizar su posición dominante para recopilar terabytes de estadísticas y telemetría, Microsoft juega al escondite con el comportamiento y las preferencias del usuario. Y esto es mucho más valioso que cualquier moneda, sean bitcoins u oro, por ello son la base fundamental de muchos negocios de consumo. Es lógico que la tentación de Microsoft se eleve hasta el punto de querer tener su navegador, su plataforma de juegos, su software para procesar gráficos y documentos y su solución de ciberseguridad. Mientras tanto, las “tropas enemigas” se quedan a un lado hasta el próximo reinicio mientras Microsoft manipula el nicho de mercado para sí mismo, todo con el objetivo de crear un ecosistema a su alrededor que provea de todo por defecto.

Es decir: ¿por qué debería el usuario poder elegir lo mejor, cuando se puede elegir por defecto?

Elección simple.

Resulta que no hay elección.

De hecho, Windows 7 es la última versión del SO de Microsoft en la que los usuarios aún pueden tomar alguna decisión y controlar lo que se hace con su telemetría. Los usuarios deben tener cuidado con las actualizaciones porque Microsoft ha habilitado el envío de telemetría en Windows 7. En el caso de que hayas instalado dichas actualizaciones, así es cómo puedes eliminarlas.

No veo ninguna razón por la que querría instalar alguno de sus nuevos SO en mi portátil, en especial 10. ¿Seguridad? Inadecuada. ¿Interfaz? Así, asá. ¿Velocidad? No me importa tener que esperar unos segundos para que arranque. ¿Qué más? ¿Qué se puede poner en el otro lado de la balanza para equilibrar la falta de libertad y elección?

¿Y qué haré en 2020 cuando Microsoft deje de ofrecer actualizaciones de seguridad para Windows 7?

A lo largo de tres años pueden cambiar muchas cosas, pero algo me dice que una de ellas no será Microsoft. En mi opinión, la compañía ha adoptado claramente una estrategia para el desarrollo de su negocio basada en la telemetría de los usuarios y en sustituir a los desarrolladores independientes…

¿Qué hacemos? Puede que sea hora de volver a considerar Mac; eso es si Mac sobrevive hasta entonces y no se convierte en otro “Gran Hermano” como Microsoft.

Mmm. ¿Quizá podamos adaptar nuestro SO industrial al mercado de masas? Vaya, ahora hablamos el mismo idioma.

P.D.: para el que quiera librarse del dulce abrazo de Microsoft, os aconsejo nuestro Cleaner gratuito (enlace de descarga directa).

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Esta utilidad se deshace del exceso de equipaje de Microsoft; también resuelve otros tantos problemas inertes en el SO y en el software de terceros.

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