El ciberpasado, segunda parte: 1991-1992

Como os prometí, sigo con mis historias de la clásica ciberescuela. Ya habéis visto la primera entrega: cuando capturé mi primer pez virus, nuestra primera herramienta antivirus y cuando decidí convertirme en miembro de una profesión que realmente no existía entonces (analista de antivirus independiente).

Después de unas pocas semanas como freelance, en las que no pude hacer mucho porque no encontré ningún cliente, decidí que necesitaba volver a trabajar en una empresa. Entonces, comparé entre tres empresas privadas que me habían ofrecido trabajo.

Una de ellas (KAMI) merece una publicación propia, así que aquí solo repasaré sus características principales. Se trataba de una empresa bastante grande de importación y exportación y un poco de todo lo demás, que tenía un departamento de informática que acabó separándose de KAMI para independizarse. Su jefe era Alexey Remizov, un gran tipo que creyó en mí y que me ayudó durante muchos años.

Pero, volvamos a la comparativa. Mientras que dos de esas compañías me dijeron algo así como: “Claro, visítanos la próxima semana y discutiremos tu oferta”, Alexey sugirió que fuera a su oficina a la mañana siguiente y al otro día ya me estaba mostrando mi mesa y ordenador, incluso me dio algo de dinero por adelantado y decidió un título para mi “departamento”: el “Departamento de Antivirus” (o algo así) y puso dos empleados a mi cargo.

Mi primera tarea fue ¡despedir a ambos empleados! No eran los apropiados para el puesto. Lo llevé bien, sin histerias, ni conflictos: creo que estuvieron de acuerdo conmigo en que no eran los más “adecuados”.

Y ahora, volvamos a KAMI (recordad, estamos en 1991) …

El departamento de informática de KAMI estaba formado por unas dos docenas de personas. ¡Pero no había dinero para gastar en tantos ordenadores! El capital inicial provenía de la venta de zapatos importados de la India, galletas de chocolate, la fabricación de un sistema de alarma para coches y los sistemas de codificación de señales de televisión (para televisión de pago). Por tanto, los únicos proyectos informáticos eran mi departamento de antivirus y también un departamento transputer, que resultaron ser los departamentos más exitosos de KAMI en ese momento.

¿Qué más puedo recordar de esa época?

Lo cierto es que no mucho, ya que estaba demasiado ocupado trabajando entre 12 y 14 horas al día: no tuve tiempo de prestar mucha atención a nada más, ni siquiera a la política. Aun así, dejadme que piense…

Alquilamos nuestra primera oficina en ¡una guardería de Strogino!, un barrio al noroeste de Moscú. Más tarde nos mudamos a unas instalaciones del Museo Politécnico, luego a la Universidad Estatal de Moscú, después a un instituto de investigación y, después, a otro. Solíamos hacer bromas al respecto: en nuestros primeros días la compañía había por todos los niveles, incluida la secundaria.

Nuestra primera “oficina” en Strogino

Por cierto: ¿por qué elegíamos lugares tan extraños para nuestra oficina? Bueno, en aquel entonces, era difícil encontrar una oficina porque no había muchos “espacios comerciales de oficinas” como lo conocemos hoy en día (recordad que “comercial”, como en un negocio comercial privado, era un concepto muy nuevo en los últimos meses de la URSS). Por tanto, el poco espacio que había costaba demasiado y era acaparado por la industria del petróleo y el gas y las grandes multinacionales que se introdujeron en Rusia. Lo que sí había era mucho espacio comercial de oficina (solo eso: “espacio”): escuelas, universidades, institutos de investigación; que, por cierto, estos últimos ya se estaban convirtiendo lenta y orgánicamente en “centros de negocios” como los conocemos hoy.

Recuerdo mi primer coche: un viejo Zaporozhets, que “compré” por el mismo precio que el registro del automóvil.

Recuerdo una apuesta entre Alexey (mi jefe) y su segundo, por un dólar estadounidense. El vicedirector apostó a que mi departamento de antivirus no llegaría a nada y tendría que cerrar; Alexey, por otro lado, ¡apostó a que prosperaría!

Mientras tanto, nosotros seguíamos dando nuestros primeros pasos hacia un futuro próspero: la siguiente versión de nuestra herramienta “V” ya se había compilado y lanzado (¡sin pruebas de ningún tipo!). Y una noche, en concreto, el 19 de agosto de 1991, nos subimos al metro y nos dirigimos a las barricadas de la Casa Blanca.

Unos meses más tarde, en octubre de 1991, Alexey De Mont De Rique se unió como “Especialista en una amplia gama de preguntas sobre ordenadores” :). Alexey y yo nos conocíamos desde que estudiamos juntos en la Escuela de Física y Matemáticas de Kolmogorov, ahora Centro Científico Educativo Avanzado, el internado de Kolmogorov de la Universidad Estatal de Moscú (¿os habéis dado cuenta de cómo han permanecido muuuuchos de estos largos nombres desde la época soviética?). Por cierto, he encontrado una foto de entonces; aquí estamos, el Conde y yo, en nuestra graduación:

Creo que fue en la primavera del año siguiente, abril de 1992, cuando se unió Vadim Bogdanov, a quien un conocido mutuo me había presentado poco antes. Trabajó codo con codo con nosotros para resolver todos los problemas de los virus informáticos. Vadim tenía su propio proyecto antivirus en ese momento, Anti-Ape, pero acordamos trabajar juntos como equipo y, aunque continuó con Anti-Ape por un tiempo, después lo abandonó, ya que no era necesario.

Y así es cómo empezaron las cosas: yo analizaba los virus, Alexey trabajaba en los asuntos relativos a la interfaz de usuario (para lo cual tiene un gran talento) y Vadim, el “Jedi Ensamblador”, desarrollaba las herramientas y el comportamiento de sus bloqueadores. Lógicamente, a partir de este momento desapareció el “yo” y surgió el “nosotros”.

Si rebobinamos unos meses, hasta enero o febrero de 1992, Alexey y yo tuvimos una reunión de proporciones históricas (¡sin falsa modestia!). Creo que ya os lo he contado en una publicación reciente, pero lo volveré a contar: estábamos en la parada del tranvía de Volokolamskoe Shosse y Alexey me preguntó cuál creía que debería ser nuestro objetivo o misión como empresa y yo respondí que nuestro objetivo era hacer el mejor antivirus del mundo. Alexey se rio, ¡qué bandido! 🙂

Poco después, una nueva versión revisada de nuestro programa antivirus vio la luz, Antiviral Toolkit Pro, la primera versión de producto que luego se convirtió en la base del negocio de la compañía. Hasta este momento, lanzábamos herramientas: meros prototipos de esta versión completa.

AVP 1.0 realmente resultó innovador. Además de la interfaz multinivel y el sistema de ayuda con demostraciones de los efectos de los virus (solo en la versión MS-DOS) y el monitor “a prueba de balas” para capturar virus sobre la marcha, también incluía la primera base de datos de antivirus externa del mundo, con la que era posible actualizar AVP sin interrumpir su operación y reinstalar el producto (antes de esto, una base de datos residiría en el “cuerpo” del producto). Además, dentro de las bases de datos antivirus, junto con las firmas estáticas, se encontraban los microprocedimientos de detección de virus y la limpieza de archivos infectados, lo que hacía que el producto fuera muy flexible y adaptable para hacer frente a prácticamente cualquier tipo de amenaza nueva.

Por cierto: una tecnología muy similar en el antivirus Dr. Solomon recibió en 1993 el Premio de la Reina al Logro Tecnológico, un galardón bastante prestigioso.

Las actualizaciones se distribuían a través de FidoNet (¡no había Internet todavía!). Además, se incorporó un editor de base de datos de antivirus en el producto, lo que permitió que otros expertos de seguridad pudieran agregar firmas de antivirus. Desafortunadamente, esta característica única pasó desapercibida: prácticamente nadie nos ayudó a completar nuestras actualizaciones. Y, por último, el producto fue el primero en la industria antivirus en poder detectar virus polimórficos utilizando la tecnología de emulación de código de máquina.

Finalmente (al menos por hoy), para muchas de las tecnologías mencionadas, docenas de patentes fueron retiradas por otras compañías (en su mayoría estadounidenses). En aquel entonces, lamentablemente, no pudimos entrar en todo el tema de las patentes: no teníamos los recursos ni los conocimientos para solicitar patentes y ni siquiera teníamos mucha idea de que podrían ayudar a proteger nuestro negocio. Cómo cambian los tiempos.

Eso es todo por hoy amigos. ¡Continuará!…

LEER COMENTARIOS 0
Deja una nota