El ciberpasado, tercera parte: 1992-199x

Por si te has perdido los dos primeros artículos, te explico, este es el tercer episodio de mis crónicas del ciberpasado. Como la gran mayoría, estoy encerrado, por lo que tengo más tiempo libre para rememorar la historia de Kaspersky en el mundo de la ciberseguridad. De normal, estaría en aviones, de aquí para allá por negocios y turismo, eso es lo que normalmente ocupa la mayor parte de mi tiempo. Pero como ahora no se puede hacer nada de eso, al menos fuera de línea/en persona, estoy empleando una parte de ese tiempo en poner mis dedos sobre el teclado para un flujo constante de nostalgia personal/Kaspersky Lab /ciberhistórica: en esta publicación, hablaré de principios a mediados de los noventa.

Un error tipográfico que hace la marca

Al principio, todas nuestras herramientas antivirus se nombraban siguiendo la estructura “- *.EXE”. Es decir, por ejemplo, “-V.EXE” (escáner antivirus), “-D.EXE” (monitor residente), “-U.EXE” (herramientas). El prefijo “-” se usaba para garantizar que nuestros programas quedaran en los primeros puestos de una lista de programas en un administrador de archivos (un buen geek tecnológico cumple con todos los movimientos inteligentes de las relaciones públicas desde el principio).

Más tarde, cuando lanzamos nuestro primer producto completo, este se denominó “Antiviral Toolkit Pro”. Lógicamente, debería haberse abreviado como “ATP”; pero no fue así…

A finales de 1993 o principios de 1994, Vesselin Bontchev, que me recordaba de reuniones anteriores (ver El ciberpasado, primera parte), me pidió una copia de nuestro producto para probarlo en el centro para la prueba de virus de la Universidad de Hamburgo, donde trabajaba en ese momento. Por supuesto, lo hice y, mientras lo archivaba en un zip, llamé al archivo por accidente AVP.ZIP (en lugar de ATP.ZIP) y lo envié a Vesselin. Un tiempo después, Vesselin me pidió permiso para subir el archivo a un servidor FTP (para que estuviera disponible públicamente), obviamente, acepté. Una o dos semanas después me dijo: “¡Tu AVP se está haciendo muy popular en el FTP!”.

“¿Qué AVP?”, pregunté.

“¿Cómo que qué AVP? ¡El que me enviaste en el archivo, claro está!”.

“¡¿QUÉ?! Cámbiale el nombre, ¡me equivoqué!”.

“Demasiado tarde. Ya está disponible, ¡y todo el mundo lo conoce como AVP!”.

Y eso fue todo: ¡nos quedamos con AVP! Afortunadamente, nos salimos (más o menos) con la nuestra: Anti-Viral toolkit Pro. Pero, lo dicho, solo más o menos. Y ya, de perdidos al río: todas nuestras herramientas fueron renombradas para soltar el prefijo “-” y añadir “AVP” en su lugar, y todavía se usa hoy en algunos de los nombres de nuestros módulos.

Primeros viajes de negocios: a la feria CeBIT en Alemani

En 1992, Alexey Remizov, mi jefe en KAMI, donde trabajé por primera vez, me ayudó a obtener mi primer pasaporte para viajar al extranjero y me llevó con él a la exposición CeBIT en Hannover, Alemania. Nuestro stand era muy modesto, de hecho, lo compartíamos con otras compañías rusas. La mitad de nuestra mesa estaba cubierta con tecnología transputer de KAMI, la otra mitad, con nuestras ofertas de antivirus. Como recompensa, hicimos nuevos negocios, pero poca cosa y nada muy reseñable. De todos modos, resultó ser un viaje muy útil…

Para nosotros, CeBIT era un sueño. ¡Era tan grande! Además, no había pasado mucho tiempo desde que Alemania se había reunificado, por lo que, para nosotros, todo fue muy al estilo Alemania Occidental: ¡el capitalismo informático se había vuelto loco! De hecho, resultó ser todo un choque cultural (seguido de un segundo choque cultural cuando volvimos a Moscú, pero volveré a esto más adelante).

Dada la magnitud de CeBIT, nuestro pequeño stand compartido casi no se tuvo en cuenta. Aun así, como se dice, conseguimos dar el primer paso, que es siempre el más complicado. A esto le siguió una visita repetida a CeBIT cuatro años después, que fue el momento de comenzar a construir nuestra red de socios europeos (y luego globales). Pero mejor dejemos este tema para otro día otra publicación (creo que puede resultar interesante, sobre todo para aquellos que comienzan su andadura en los largos viajes de negocios).

Por cierto, incluso en aquel entonces, entendí que nuestro proyecto necesitaba urgentemente al menos algún tipo de apoyo por parte de relaciones públicas/marketing. Pero como casi no teníamos dinero, y los periodistas nunca habían oído hablar de nosotros, fue difícil dar con alguno. Aun así, como resultado directo de nuestro primer viaje a CeBIT, logramos que publicasen un artículo que nosotros mismos habíamos escrito en la revista rusa de tecnológica ComputerPress en mayo de 1992: ¡relaciones públicas de cosecha propia!

¡Fi-fa-fo-fum, huelo el dinero de los ingleses!

Mi segundo viaje de negocios fue en junio o julio de ese mismo año, en concreto, al Reino Unido. Como resultado de este viaje tuvo lugar otro artículo, esta vez en Virus Bulletin, titulado Los rusos se acercan, que fue nuestra primera publicación en el extranjero. Por cierto, en el artículo hablan de “18 programadores”. Probablemente había 18 personas trabajando en KAMI en general, pero en nuestro departamento de AV solo éramos nosotros tres.

Londres, junio de 1992

Hasta ahora, suena todo muy interesante, ¿pero estábamos haciendo dinero? La respuesta más rápida y completa es no. El problema es que prácticamente no había un mercado de software legítimo en Rusia por aquel entonces. Se “vendía” pirateaba mucho en Rusia, pero casi nadie compraba productos autorizados. Se llevaron a cabo algunos intentos tímidos de vender nuestro ATP AVP a través de las asociaciones de KAMI (algunos, hoy en día, se enorgullecen de trabajar con nosotros desde entonces), pero no llegaron a mucho. Por tanto, me vi obligado a ganarme la vida… ¡trabajando a destajo para la compañía británica de antivirus Sophos!

Los británicos me enviaban las nuevas muestras de virus que habían interceptado y yo me ponía a trabajar analizándolos para crear firmas para su antivirus y luego se los devolvía, por lo que recuerdo, a una tasa de cinco dólares estadounidenses cada uno. Y así es cómo me gané la vida hasta diciembre de 1996.

El primer premio (de muchos)

Las primeras pruebas de programas antivirus sobre una gran recopilación de malware se llevaron a cabo en la primavera-verano de 1994. Y nosotros nos decidimos a participar (más información, aquí). En la prueba participaban un total de 32 productos y cada uno fue probado para detectar 16.000 archivos infectados. Bueno, ya os podéis imaginar nuestra sorpresa cuando el AV que registró los mejores resultados… ¡fue el nuestro! Los resultados de la prueba se publicaron el 19 de junio de 1994, aquí los tenéis:

¡Qué alegría!

Este triunfo nos trajo el éxito. A principios de 1994, nuestros primeros socios extranjeros ya habían comenzado a llegar de forma esporádica. Pero después de los resultados de estas pruebas, se abrieron las compuertas: ¡en diciembre de 1994 teníamos ocho socios en el extranjero!

Recuerdo muy bien los acuerdos que cerramos con los primeros socios, ya que fui yo mismo el que los elaboró ​​y negoció en su mayoría desde el principio. ¡La mejor opción para un matemático! Por lo que podéis imaginar mi alivio cuando mi entonces esposa, Natalya, intervino para hacerse cargo de este trabajo y de todas las cuentas. Y así es cómo conseguimos a nuestro cuarto miembro del equipo. Había vuelto a trabajar en el departamento de ventas de Kami, después de cinco años en casa con los niños. Y, como necesitábamos efectivo y la mejor manera de obtenerlo era a través de las ventas, la invitamos a unirse a nosotros para supervisar estas ventas (además de los contratos y las cuentas). Recordemos que en 1994 el mercado de software ruso apenas existía, por lo que había muy poco dinero (salario) para cubrir cualquier vacante en este sector. Era muy complicado atraer a los profesionales más exitosos y estos nunca podrían haber imaginado que ese novato pronto estaría conquistando el mundo. Así que, Natalya decidió echarnos una mano.

Al principio, ella también lo pasó muy mal. El resto del equipo, los programadores, tuvieron la suerte de que al codificar te acostumbras a tener que presionar las teclas correctas en diferentes lenguajes de programación para hacer tu trabajo correctamente. Desafortunadamente, prácticamente no había escuelas de negocios por aquel entonces, por lo que ella (y nosotros, por motivos muy poco relacionados con la informática) tuvo que aprender prácticamente todo, desde cero y de forma autodidacta, e ir aprendiendo de los errores.

Sobre todo, resultaba muy complicado trabajar con nuestros socios extranjeros, ya que no todos se comportaban como debían. Muchos incluso ¡nos robaban! Uno de nuestros socios destacados tuvo la bondad de informarnos de que nuestro contrato estándar carecía de cláusulas para controlar razonablemente a nuestros socios y que, por tanto, podrían aprovecharse fácilmente de esto. Efectivamente tenía razón y estábamos de acuerdo, pero ese contrato era nuestra única oportunidad de obtener acceso al mercado mundial. Así que, dejamos que nos robaran, ya que, a su vez, estaban publicitando nuestro producto.

Y así es como logramos nuestra primera red de socios. Escribo “logramos” en el sentido de que no había un plan real para llevar a cabo la tarea. Lo inventamos fuimos aprendiendo sobre la marcha a medida que íbamos avanzando. Y, de todos modos, difícilmente podríamos planear mucho, ya que fueron los propios socios los que comenzaron a venir a nosotros después de un tiempo. Pero a principios de 1995, Natalya, que había mejorado su inglés en solo un año, comenzó a trabajar codo con codo con nuestros socios, a menudo incluso volando para visitarlos y ayudarlos en persona, lo que ayudó a afianzar nuestro creciente negocio internacional. ¡Bien hecho, Natalya!

Y fue poco después cuando las cosas realmente comenzaron a ponerse en marcha. Pero ya os contaré más sobre eso en la cuarta entrega…

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