Las Islas Kuriles son desoladoras, así de claro. Un clima extremo, escasas conexiones con el continente, un incremento de un 100% en los precios de todos los productos importados (y casi todos los bienes son importados del continente ruso), y una constante amenaza de desastres naturales como ¡erupciones volcánicas, terremotos y tsunamis!
Hay que ser un tipo duro para sobrevivir aquí; y más duro aún para llegar a enamorarse de este lugar. Aún así, hay cosas que sí merecen la pena, solo hay que saber dónde mirar…
La suma total de km2 de tierra de las islas Kuriles es ligeramente inferior a la de Israel o Eslovenia, o aproximadamente la mitad del tamaño de Bélgica. Sin embargo, su población es sólo de cerca de 20.000 habitantes, la mitad de los cuales vive en tres ciudades: (i) Severo-Kurilsk (Norte-Kurilsk), (ii) Kurilsk, y (iii) Yuzhno-Kurilsk (Sur-Kurilsk). Todo muy lógico.
Sorprendentemente, las dos primeras tienen el estatus oficial de ciudad, sin embargo, la suma de sus habitantes es más pequeña que la de la tercera, que está considerada oficialmente un “asentamiento de tipo urbano”. (¿Lógico?) También hay un par de aldeas minúsculas, además de pueblos estacionales de pescadores, que resucitan en verano después de haber hibernado durante el invierno.
¿Cómo es vivir en las islas Kuriles?
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