Todo el mundo tiene una idea básica de cómo está construido nuestro planeta, incluso los niños de primaria. Es algo parecido a esto: en el centro del planeta se encuentra el núcleo; luego está el manto, y en el exterior está la corteza dura, en la que tú te encuentras leyendo este blog.
Pero la corteza terrestre no es una sola pieza entera, sino que consta de placas tectónicas que flotan en su mayoría de manera imperceptible en la superficie del magma. Y flotan alrededor en direcciones diferentes – entre ellas, perpendicularmente, o lejos las unas de las otras. Es decir, que convergen, se rozan entre sí o divergen unas de otras. A lo largo de los bordes de las placas hay terremotos con frecuencia así como todo tipo de actividad volcánica. Para los interesados, podéis echar un vistazo a los enlaces de arriba.
Donde convergen las placas se encuentran las montañas, los volcanes y las características asociadas a la tierra firme. Estamos hablando de: Japón, Kamchatka, las islas Kuriles, las islas Aleutianas, los Andes, la Cordillera, el Himalaya, etc. Los lugares donde las placas divergen habitualmente están en el fondo del mar, visibles en mapas con suficente calidad y detalle: aquí, bajo el Atlántico, por ejemplo, se encuentra la Dorsal Mesoatlántica. Es aquí donde las placas tectónicas se alejan una de la otra, dejando un espacio suficiente entre ellos para llenarse de magma.
Uno de los pocos lugares en los que esta divergencia de placas se produce en la tierra es Islandia: se sitúa a lo largo de la costura entre las placas de América del Norte y las de Eurasia. La primera se mueve siempre lentamente hacia el oeste, y la última lentamente hacia el este – a una velocidad de 2 cm al año. Es decir, el ancho de Islandia aumenta dos centímetros cada año (sin tener en cuenta la erosión costera o, todo lo contrario, la expansión de la masa de la tierra a causa de las corrientes de lava). 2 cm al año – que son dos metros en un siglo, 20 metros en un milenio, 20 kilómetros en un millón de años. Así que, si todo sigue así, en 200 millones de años Islandia llegará a tener la longitud de Chile, y en 300 millones de años – ¡la longitud de Rusia!
Desde donde mejor se observa la grieta en el suelo a lo largo de la línea de la falla en Islandia es en Þingvellir (Thingvellir).
Hay una grieta irregular y escarpada de cinco kilómetros de longitud que atraviesa el paisaje, además de un bonito lago. Así es como se ve:
Esas montañas del horizonte están en Europa. La foto se hizo en Norteamérica, y toda la tierra que nos rodea es la brecha entre las dos placas tectónicas – Eurasia y América del Norte.
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