El ciberpasado, cuarta parte: el CeBIT

Ha costado, pero ¡aquí está el verano! El problema es que no estoy seguro de que sea la bendición que normalmente es, ya que todos estamos sentados en casa teletrabajando. Claro, ha habido “facilidades” aquí y allá en todo el mundo, pero nosotros en K no tenemos prisa por… apresurar las cosas. Creo que eso también se aplica a otras empresas informáticas que trabajarán desde casa hasta, como mínimo, otoño, mientras que algunas han señalado que seguirán en casa hasta fin de año. Y, por supuesto, los viajes de negocios siguen cancelándose, al igual que las exposiciones y conferencias, los Juegos Olímpicos y el Festival de Cannes y una gran cantidad de eventos a gran escala. De hecho, algunos países todavía tienen sus fronteras cerradas.

Así que sí: todavía estamos todos encerrados, sin salir mucho y volviéndonos locos con la claustrofobia. Al menos así es para muchos, estoy seguro. ¡Otros aprovechan todo el tiempo extra para hacer más ejercicio que nunca! Yo me encuentro en un punto intermedio: a veces cansado de la misma marmota todos los días, pero manteniéndome ocupado. Y eso incluye desempolvar y profundizar en mis archivos para desenterrar algunas fotos antiguas, lo que trae buenos recuerdos (además de recordatorios de lo rápido que está cambiando el mundo) y, por tanto, ¡mi próxima publicación del ciberpasado!

Sí, esta serie combina la cibernostalgia, además de varias ideas personales y comerciales que he recogido a lo largo del camino cibernético, que espero sean útiles para algunos o simplemente interesantes para otros. En consecuencia, continúo aquí hoy con la cuarta parte, sigo con mis cuentos, que comenzaron en la tercera parte, sobre CeBIT

CeBIT: ¡nos encantaba! Era tan nuevo, diferente, masivo y…

Corría el año 1992. La Unión Soviética acababa de desaparecer, pero la vida cotidiana seguía siendo prácticamente “soviética” y las cosas estaban realmente inestables para la gente común. Todo era bastante caótico e impactante; por ejemplo: el Royal Spirit se vendía en los quioscos (recién importado de los Países Bajos; nunca se pensó originalmente para beber, pero dado el enorme mercado nuevo, sin restricciones en las leyes de protección del consumidor, los espíritus fuertes de calidad cuestionable comenzaron a consumirlo; por desgracia, no sin víctimas: muchas personas cayeron envenenadas o incluso muriendo al beberlo). Nosotros veníamos de ese lugar de caos inestable y nos encontramos en una Alemania estable, decadente ordenada, con siglos de capitalismo ininterrumpido y consumismo a sus espaldas.

Como ya escribí en la tercera parte, fue un choque cultural en toda regla. Eso sí, después de una semana de relativa comodidad en Occidente, nos acostumbramos. Pero luego hubo un segundo choque cultural: ¡cuando volvimos a Moscú! Entonces, esas diferencias nos afectaron aún más. Por ejemplo, cuando nos fuimos, familiares y amigos cercanos nos dieron latas de conserva, salchichas ahumadas y otros alimentos básicos para llevar con nosotros en nuestro viaje de negocios y que pudiéramos ahorrarnos unos marcos alemanes (estoy hablando de mucho antes del euro) y no gastar nuestro dinero en sustento; era mucho mejor volver a casa con un reproductor de cintas o ropa elegante como unos buenos Levi’s o algo así. Recordando todo esto ahora, que era casi una forma de vida en aquel entonces, a veces no puedes creer que fuera real. El mundo de hoy: ¡es como si fuera otro planeta, con una civilización completamente diferente viviendo en él!

Bueno, choque cultural: superado. Pero, en primer lugar, ¿cómo conseguimos estar en el CeBIT justo después del nacimiento de la “Federación de Rusia”? Después de todo, ni siquiera éramos una compañía, y mucho menos una líder en exposiciones que viajara sin parar, y el país estaba tan solo comenzando a caminar. Bueno, Alexey Remizov, mi antiguo jefe en KAMI, donde trabajé por primera vez (ahora I-Teco) tiene una historia sobre esto…

Dice así: después de dar paso a su nueva vida, la URSS se llevó consigo a muchos ministerios y comités soviéticos, por lo que era necesario crear unos nuevos (rusos) en su lugar. Uno de estos novatos, formado justo antes de nuestro viaje al CeBIT, fue el Comité de Información del Ministerio de Comunicaciones, que rápidamente tuvo la idea de formar un stand conjunto en el CeBIT con varias compañías informáticas rusas, entre las que se incluía KAMI, donde yo había estado trabajando desde mayo de 1991. Literalmente, solo unas semanas más tarde, llegamos a esta mega exposición internacional en Hannover, por lo que, durante una semana completa, estuvimos mostrando nuestros productos tecnológicos, con los ojos abiertos e intentando asimilar todo. Sí, fue un extraño espectáculo para nosotros. ¡Pero estoy seguro de que no resultó tan extraño como para aquellos visitantes y otros participantes del CeBIT que se encontraban con una delegación rusa! Estuve a punto de escribir “delegación de empresas emprendedoras rusas”; sin embargo, esas compañías no podrían describirse de tal forma: en aquel entonces, la inversión en el sector informático ruso prácticamente no existía.

Y allí estábamos, en el CeBIT…

Ya mencioné esto en la tercera parte, pero aquí os dejo otros detalles sobre la magnitud de la exposición. Estaba alojada en una docena o más de salas gigantescas, había miles de stand de empresas de todo el mundo y cientos de miles de visitantes (casi un millón en su apogeo). Se trataba, y con diferencia, de la exposición informática más grande del mundo: mucho más que su segunda, COMDEX, en Las Vegas. El espectáculo habría sido bastante alucinante para un occidental experimentado que lleva trabajando con los ordenadores durante años. Para nosotros… ¡algo más que increíble! (Había estado antes en exhibiciones informáticas en Moscú, Comtek, por ejemplo, en 1990, pero resultaba insignificante en comparación).

Pero en el CeBIT no solo había personas como nosotros, que trabajaban en la industria que promocionaba la exposición. Había jubilados, niños… casi cualquier persona, todos podían echar un vistazo y llevarse algunos bolígrafos, almohadillas y otras chucherías promocionales. Los llamábamos “aspiradoras” porque se quedaban prácticamente con cualquier cosa. Después de todo, este era el futuro, y era tan brillante que todos tenían que llevar gafas de sol. No era como ahora que estamos tan acostumbrados a que la tecnología mejore, crezca y sea más rápida, y aún más extraordinaria, como a cada hora.

Por ejemplo, tomamos las primeras fotos desde una cámara digital ¡en blanco y negro! La calidad de las fotos era tan mala que resultaba ridícula para los estándares de hoy, el coste era de un centavo. ¡Podían hacer una foto a unos cuantos voluntarios, transferirla a una pantalla conectada a un editor gráfico primitivo y cambiar las cabezas de estos voluntarios, ¡bajo los gritos y aplausos de la gran audiencia!

Había un stand de una corporación internacional informática con un coche de carreras de Fórmula 1 (en realidad, no ha cambiado mucho por allí, pero en aquel entonces era una novedad). Había un maniquí vertiendo café sobre el teclado de un ordenador durante todo el día para demostrar los beneficios de una cubierta de plástico impermeable para el teclado. Había un salón dedicado a los startups que mostraban todo tipo de inventos… Todo eso durante toda una semana.

Por cierto, esto fue en la primavera de 1992, antes de Internet tal como lo conocemos hoy (la primera página web había aparecido menos de un año antes) y años antes de la burbuja puntocom.

Todo era diversión y juegos para los visitantes, mientras nosotros trabajábamos muy duro en el stand para acabar obteniendo cero resultados. Sin nuevos clientes, sin perspectivas, nada. No es que el viaje fuera en vano. Fue nuestro primer paso y nos hizo darnos cuenta de que tendríamos que regresar a Hannover en el futuro, lo cual hicimos (después de unos años, regularmente) y nos llevó, de forma indirecta, a donde estamos hoy.

Pero al principio, los viajes anuales a CeBIT no eran discutibles: no teníamos ni el tiempo ni el dinero para ello. Además, estábamos seguros de que estos viajes no ayudarían a desarrollar nuestro negocio, así que, ¿por qué molestarnos? Entonces, las pocas compañías de software rusas se trataban de forma escéptica con diversión y eran ignoradas en su mayoría; renunciando por completo su utilidad.

Pero las cosas comenzaron a cambiar para nosotros antes de lo que esperábamos: en 1994…

Como ya he mencionado anteriormente, ganamos una prueba de antivirus en la Universidad de Hamburgo. Y en la primavera de 1995 ya contábamos con una docena de socios extranjeros (principalmente en Europa). Pero lo que realmente nos impulsó a otro nivel fue nuestro segundo viaje al CeBIT en la misma primavera de 1995. Fue allí donde conocimos a la compañía alemana G-Data. Esta empresa ya contaba con una larga historia en antivirus, de hecho, ¡había creado uno de los primeros AV del mundo (en 1988 para Atari)! Pero no estaba muy contenta con su propio motor antivirus y, viendo los resultados del concurso de Hamburgo, querían hablarnos sobre cooperación tecnológica. Y, en gran medida, esp fue lo que pasó.

Entonces, en el CeBIT de 1995, nosotros (no yo en persona, sino un colega) conocimos G-Data. En el CeBIT de 1996, (incluyéndome a mí en persona) firmamos un contrato con los amigos de G-Data para su licencia de nuestro motor AV y el sistema de actualización de la base de datos de AV. Pero aparte de ese importante contrato, no sucedió nada más relevante en los CeBIT de los primeros años, por lo que la próxima vez que visité Hannover fue en el 2001. Eso sí, a partir de ese año, fui todos los años hasta el 2012, luego otra vez en 2014, llevando mi número total de visitas a 15.

Mientras tanto, utilizamos nuestra presencia cada año en el CeBIT para buscar y encontrar socios/distribuidores de forma activa, principalmente europeos. En 1999 compartimos stand con otras dos compañías rusas y en el año 2000 tuvimos un stand para nosotros solos, aunque en un rincón alejado de uno de los pasillos. En el 2001 nos acercamos al centro, con nuestro stand convirtiéndose en uno de dos pisos (aunque al lado de los aseos público). A partir de entonces, cada año nos acercamos cada vez más al centro de la sala, donde tiene lugar toda la acción; y finalmente, llegamos al Antivirus Avenue del CeBIT, en Hannover, con todos nuestros colegas de la competencia.

¿Por qué tardamos tanto tiempo para llegar a donde deberíamos estar? Bueno, los organizadores del CeBIT siempre les ofrecerían a las compañías el lugar que habían ocupado el año anterior, y la única posibilidad de que se le asignara ese lugar a otro era que una compañía dejara de lado la asignación de su espacio habitual, momento en el que se le ofrecería a las otras empresas. Por lo tanto, en el 2007, por alguna razón desconocida, nuestro competidor más amarillo decidió no participar en el CeBIT, por lo que aprovechamos la oportunidad para tomar su lugar, en el mejor sitio de toda la “avenida”.

Estos somos nosotros en el stand conjunto con las otras dos compañías rusas en 1999. “Tecnologías de vanguardia para empresas”, suena seguro y sólido, ¿verdad? Lo que realmente significaba era “estamos desesperados, ¡necesitamos vender algo para poder sobrevivir!”.

Nuestro stand en el 2000, en una esquina.

2001, un stand a doble altura.

¿Lo ves? ¡Estaba justo al lado de los aseos!

Y aquí estoy yo, trabajando duro.

Pasamos al 2008, toda una mejora.

Volvamos a lo cotidiano…

De cualquier exposición que se califique como seria esperas que se ubique en algún lugar donde haya muchos hoteles. ¿Correcto? Correcto. Pero en Hannover, sí, lo has adivinado, faltan (tal vez faltaban; no estoy seguro) habitaciones de hotel. ¡¿CÓMO?!

La mejor y más grande exposición informática anual a nivel internacional tenía lugar en una ciudad en la que casi no hay hoteles. Los participantes tenían que alquilar apartamentos a unos 30, 50 o 100 kilómetros (¡a veces incluso más!) del complejo de la exposición. ¿POR QUÉ? No esperes que te sorprenda con mi respuesta, porque tampoco lo sé.

Pero esta situación dio lugar a formas interesantes, casi absurdas, de compensar el déficit. Los lugareños que vivían en la ciudad, o cerca de ella, se mudaban de sus hogares durante la exposición, para alquilar esas casas a los visitantes (como un proto-Airbnb). Sin embargo, algunos no se mudaban “fuera”; sino “abajo”, ¡a sus sótanos (si su propiedad tenía uno)! Y con el dinero del alquiler ahorrado después de unos años, ¡construirían una casa al lado y comenzaban a alquilarla también!

Diría que esta extraña situación relacionada con el desequilibrio de alojamiento ocurría solo con el CeBIT. Es probable que hubiera muchos lugares para quedarse durante una exposición de “tamaño normal”, que el CeBIT ciertamente no era. Pero solo tal vez. Por ejemplo, yo he visitado Hannover para otra exposición diferente un par de veces, Hannover Messe, y no he tenido problemas para encontrar una habitación de hotel en la ciudad.

Ah, y ahora que estoy hablando de las rarezas inexplicables de Hannover, necesito contaros otra que acabo de recordar: la situación en el aeropuerto de la ciudad. ¡A veces puede haber filas de horas en el control de pasaportes! ¿Cómo? Pero ¿esto es Alemania? Después de sufrir dos o tres veces estas terribles colas, decidimos dejar de volar directamente a Hannover y optamos por el cercano Hamburgo de Frankfurt. “Hannover, ¡por favor, contrólate!” :).

Y otra cosa que acabo de recordar. Esto no es una crítica a Hannover, solo habla de mi mala memoria. El centro de exposiciones cuenta con una enorme zona de estacionamiento que abarca aproximadamente la misma área que las salas de exposiciones. Bueno, una vez, llegué en un coche de alquiler que acababa de recoger, debía de tener algo de prisa, por lo que aparqué y salí corriendo. Al anochecer, ¡había olvidado dónde lo había estacionado y también el color del coche! Gracias a Dios, no estaba en los años 80 antes de las llaves electrónicas. Aun así, pasé media hora caminando por ese maldito estacionamiento gigante presionando mi llavero electrónico hasta que escuché un “bip, bip”).

Ya estoy divagando. Volvamos a nuestras primeras experiencias en el CeBIT…

Como ya he dicho, el CeBIT no tenía mucho que ofrecerme a mí: un amante de la tecnología. Negociar contratos con distribuidores, discutir las condiciones comerciales… no: nada de eso era para mí. Pero luego comenzamos a ser cada vez más conocidos y con la fama viene… la prensa. Y en un abrir y cerrar de ojos mi actividad mediática se disparó: ¡alrededor de una docena de entrevistas por día! ¡Durante toda la semana! Y sin comida (un colega siempre se las apañaba para añadir una entrevista no planificada durante esa media hora del mediodía :). Al anochecer estaba agotado. Todos los demás se iban a un buen restaurante tradicional alemán (después de la fiesta del CeBIT, lo verás más abajo), mientras yo regresaba a mi habitación de hotel apartamento alquilado después de una rápida escapada a un quiosco o algo así. Recuerdo que un par de veces me salieron ampollas en la lengua después de hablar todo el día con la prensa. ¡Y no es ninguna exageración!

Fue unos años después cuando me hice la pregunta: ¿por qué la prensa se interesa tanto por nosotros?

Creo que es porque la “ciberseguridad” en ese momento era un tema muy candente (curiosamente, ¡igual que hoy!), y su atención creció rápidamente. Y de todos los stands del CeBIT, solo había uno, el nuestro, capaz de hablar extensamente al respecto desde el punto de vista de un verdadero experto. Otros se limitaban al típico hipnotismo de producto/marketing brillante, pero la gente ya estaba cansada de todo eso (eso fue hace 20 años; algunos todavía lo hacen hoy. Mientras, nosotros contábamos historias sobre ciberdelincuentes, cómo y por qué atacaban los ordenadores y las redes de sus víctimas, qué robaban y cómo podían convertir lo que robaban en una moneda de cambio. Y parece que, en ese contexto de marketing tradicional de nuestros competidores, nosotros aparecimos con algo fresco, no tradicional, interesante: justo lo que le gusta a la prensa.

Algunas fotos más. Avanzamos al CeBIT del 2010:

Y llegó “Antivirus Avenue”. Trend Micro, G-Data, Avira y mucho más. Los organizadores dividieron el espacio según los diferentes sectores de la industria. Este pabellón fue entregado a todo tipo de empresas de ciberseguridad, incluidos nosotros. Pero, en el 2010, la lista de participantes de las compañías audiovisuales se acortó. Symantec, McAfee, F-Secure y otras compañías más pequeñas dejaron de asistir a la fiesta anual. Mientras tanto, ¡íbamos haciéndonos más grandes y brillantes cada año (basándonos siempre en al experiencia!

Algún año llegué en la víspera de la inauguración de la exposición, cuando todavía se estaban montando los stand:

Aquí está nuestro stand en el 2012, listo para la aventura:

… Y aquí está ese mismo stand el día después, el primer día de la exposición: bullicio sin parar. Para mí: entrevistas sin parar con periodistas de Internet, televisión, radio, periódicos y revistas, reuniones con nuestros socios comerciales, reuniones con nuevos socios comerciales por primera vez, y sin comida :(.

Aquí está nuestra sala de estar, siempre llena. A veces la uso como una mini-sala de conferencias improvisada para hablar con diferentes distribuidores y revendedores de todo el mundo. Bueno, todos estaban allí, entonces, ¿por qué no aprovechar para contarles todas nuestras noticias, planes e ideas de nuevos productos? Igual así tengo tiempo de comer.

Como nuestro stand era bastante grande, teníamos unas pocas docenas de empleados trabajando en él. Y esos empleados, y por supuesto nuestros invitados/socios, necesitaban comer y beber con regularidad. En consecuencia, contábamos con nuestra propia minicafetería. Un lugar en el que, lamentablemente, pasé muy poco tiempo.

Y por la noche… (aunque no lo creas): ¡fiesta! Cervezas, DJ, discoteca, baile y mucha alegría.

Una de las muchas cosas buenas del CeBIT es que uno se divertiría un poco después de todo ese trabajo duro. Era así: cada compañía que se respetaba a sí misma se turnaba para organizar una noche de fiesta en su stand, es decir, ¡una fiesta por noche durante toda la semana! Y no había reglas en cuanto al formato. Bueno, aquí está nuestra noche de fiesta:

Sí, son dos mujeres bailando en la mesa :).

A veces invitábamos a algunos DJ rusos expatriados que vivían en Berlín a tocar algunas canciones de “Russen Disko”:

Bueno, la música no era toda rusa (no queríamos excedernos), pero los dibujos de las pantallas eran soviéticos. El baile y la bebida continuarían durante horas, haciendo de nuestra noche una de las más concurridas. La mejor según la revista local de exposiciones Messe Zeitung: ¡que premió nuestra noche como “la fiesta más genial de todo el CeBIT”! Por desgracia, no ha sobrevivido ninguna copia de la revista.

No creo que haya otra exposición, ni siquiera una informática, a la que haya asistido además del CeBIT que permita un formato tan relajado por las noches. El Hannover Messe industrial, por ejemplo, que tiene lugar en el mismo complejo, es un evento mucho más formal: sin travesuras por la noche :). Ni siquiera el Mobile World Congress de Barcelona, que es tan brillante, divertido y dinámico como el CeBIT… ¡admite tantas payadas!

Pero de repente todo cambió…

A principios de la década del 2010, el CeBIT decidió cambiar su formato, a pesar de que este hubiera funcionado bien durante décadas. Se volvió más orientado al alemán específico, más comercial, más formal. Como resultado, prácticamente todo el contingente asiático del CeBIT dejó de venir.

A partir de ese momento, todo fue cuesta abajo. Todo lo móvil parecía mudarse al MWC de Barcelona y otras ferias asiáticas, y eso fue todo: el juego terminó. Y el CeBIT dejó de existir en el 2019 :(.

Mi último CeBIT fue en el 2014. Solo tres compañías de antivirus estaban allí: nosotros, Sophos y ESET (solo para comparar, en su apogeo (2000-2005) había alrededor de una docena).

Pero estuve allí por última vez por una razón diferente:

Creo que la foto lo dice todo. Por si acaso, más información: aquí.

P.D. Quizás te preguntes por qué he escrito tanto sobre una sola exposición informática anual.

Bueno, en realidad, es porque considero que el CeBIT ha sido muy importante para nuestro desarrollo. Nuestra presencia continua allí fue uno de los factores clave de nuestro éxito, especialmente en Europa. Porque fue allí donde cada año había una concentración extraordinariamente de contactos útiles y prensa informática, y donde podríamos gritar con orgullo que éramos mejores que nuestros competidores, ¡y la gente se daría cuenta!

Además, nuestro “camino hacia la grandeza”, ubicado en gran parte en el CeBIT, ahora también es prácticamente un estudio histórico, muy de su tiempo. Esa es otra razón por la que he escrito tanto: este relato cierra un capítulo importante, así que tuve que hacerlo correctamente. Hoy en día, estoy seguro de que no tendría que pasar por aventuras tan extrañas. Las nuevas empresas cuentan con inversores y se pueden ayudar de las lecciones de otras compañías más antiguas. Suerte para ellos. Aun así, también considero que nosotros también tuvimos suerte: ¡ese camino a la grandeza tan transitado en el CeBIT, aunque a menudo difícil, os aseguro que fue divertido!

 

 

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