Por si te has perdido los dos primeros artículos, te explico, este es el tercer episodio de mis crónicas del ciberpasado. Como la gran mayoría, estoy encerrado, por lo que tengo más tiempo libre para rememorar la historia de Kaspersky en el mundo de la ciberseguridad. De normal, estaría en aviones, de aquí para allá por negocios y turismo, eso es lo que normalmente ocupa la mayor parte de mi tiempo. Pero como ahora no se puede hacer nada de eso, al menos fuera de línea/en persona, estoy empleando una parte de ese tiempo en poner mis dedos sobre el teclado para un flujo constante de nostalgia personal/Kaspersky Lab /ciberhistórica: en esta publicación, hablaré de principios a mediados de los noventa.
Un error tipográfico que hace la marca
Al principio, todas nuestras herramientas antivirus se nombraban siguiendo la estructura “- *.EXE”. Es decir, por ejemplo, “-V.EXE” (escáner antivirus), “-D.EXE” (monitor residente), “-U.EXE” (herramientas). El prefijo “-” se usaba para garantizar que nuestros programas quedaran en los primeros puestos de una lista de programas en un administrador de archivos (un buen geek tecnológico cumple con todos los movimientos inteligentes de las relaciones públicas desde el principio).
Más tarde, cuando lanzamos nuestro primer producto completo, este se denominó “Antiviral Toolkit Pro”. Lógicamente, debería haberse abreviado como “ATP”; pero no fue así…
A finales de 1993 o principios de 1994, Vesselin Bontchev, que me recordaba de reuniones anteriores (ver El ciberpasado, primera parte), me pidió una copia de nuestro producto para probarlo en el centro para la prueba de virus de la Universidad de Hamburgo, donde trabajaba en ese momento. Por supuesto, lo hice y, mientras lo archivaba en un zip, llamé al archivo por accidente AVP.ZIP (en lugar de ATP.ZIP) y lo envié a Vesselin. Un tiempo después, Vesselin me pidió permiso para subir el archivo a un servidor FTP (para que estuviera disponible públicamente), obviamente, acepté. Una o dos semanas después me dijo: “¡Tu AVP se está haciendo muy popular en el FTP!”.
“¿Qué AVP?”, pregunté.
“¿Cómo que qué AVP? ¡El que me enviaste en el archivo, claro está!”.
“¡¿QUÉ?! Cámbiale el nombre, ¡me equivoqué!”.
“Demasiado tarde. Ya está disponible, ¡y todo el mundo lo conoce como AVP!”.
Y eso fue todo: ¡nos quedamos con AVP! Afortunadamente, nos salimos (más o menos) con la nuestra: Anti-Viral toolkit Pro. Pero, lo dicho, solo más o menos. Y ya, de perdidos al río: todas nuestras herramientas fueron renombradas para soltar el prefijo “-” y añadir “AVP” en su lugar, y todavía se usa hoy en algunos de los nombres de nuestros módulos.
Primeros viajes de negocios: a la feria CeBIT en Alemani
En 1992, Alexey Remizov, mi jefe en KAMI, donde trabajé por primera vez, me ayudó a obtener mi primer pasaporte para viajar al extranjero y me llevó con él a la exposición CeBIT en Hannover, Alemania. Nuestro stand era muy modesto, de hecho, lo compartíamos con otras compañías rusas. La mitad de nuestra mesa estaba cubierta con tecnología transputer de KAMI, la otra mitad, con nuestras ofertas de antivirus. Como recompensa, hicimos nuevos negocios, pero poca cosa y nada muy reseñable. De todos modos, resultó ser un viaje muy útil…
Para nosotros, CeBIT era un sueño. ¡Era tan grande! Además, no había pasado mucho tiempo desde que Alemania se había reunificado, por lo que, para nosotros, todo fue muy al estilo Alemania Occidental: ¡el capitalismo informático se había vuelto loco! De hecho, resultó ser todo un choque cultural (seguido de un segundo choque cultural cuando volvimos a Moscú, pero volveré a esto más adelante).
Dada la magnitud de CeBIT, nuestro pequeño stand compartido casi no se tuvo en cuenta. Aun así, como se dice, conseguimos dar el primer paso, que es siempre el más complicado. A esto le siguió una visita repetida a CeBIT cuatro años después, que fue el momento de comenzar a construir nuestra red de socios europeos (y luego globales). Pero mejor dejemos este tema para otro día otra publicación (creo que puede resultar interesante, sobre todo para aquellos que comienzan su andadura en los largos viajes de negocios).
Por cierto, incluso en aquel entonces, entendí que nuestro proyecto necesitaba urgentemente al menos algún tipo de apoyo por parte de relaciones públicas/marketing. Pero como casi no teníamos dinero, y los periodistas nunca habían oído hablar de nosotros, fue difícil dar con alguno. Aun así, como resultado directo de nuestro primer viaje a CeBIT, logramos que publicasen un artículo que nosotros mismos habíamos escrito en la revista rusa de tecnológica ComputerPress en mayo de 1992: ¡relaciones públicas de cosecha propia!
¡Fi-fa-fo-fum, huelo el dinero de los ingleses!
Mi segundo viaje de negocios fue en junio o julio de ese mismo año, en concreto, al Reino Unido. Como resultado de este viaje tuvo lugar otro artículo, esta vez en Virus Bulletin, titulado Los rusos se acercan, que fue nuestra primera publicación en el extranjero. Por cierto, en el artículo hablan de “18 programadores”. Probablemente había 18 personas trabajando en KAMI en general, pero en nuestro departamento de AV solo éramos nosotros tres.
Londres, junio de 1992
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